sábado, 30 de junio de 2007

Comentarios a Colonialidad del poder y Clasificación Social de Aníbal Quijano


Por: Luis Marín


lmarin@socialconsultores.com



Aníbal Quijano devela con su entrada, los siniestros campos valorativos que guardan las formas de conocer, así, afirma que el concepto de colonialidad del poder trae consigo la configuración de identidades sociales legitimadas, que se tornan incuestionables y que interactúan, se mezclan y difunden en los medios de comunicación y reproducción social, tanto urbanos como rurales. La ciudad como espacio de encuentro de la diversidad se fragmenta y puede tender la guetificarse en aras de este patrón de poder colonial.
Esta colonialidad hegemónica reproducida en nuestro continente hace coincidir las formas de organización social con los procesos de conocer del capital: el medir y objetivar. La realidad es dimensionalizada en una configuración homogénea universal e interpretable más allá del lugar. El capitalismo occidental y moderno se encarga de reproducir esta forma de ver el mundo, que crea disparidades e interpretaciones binarias del mundo en que vivimos, cargando de poder a una categoría frente a otra con menor contenido, así los términos de raza, por ejemplo, colocan en ventaja a la occidental blanca frente a la colonizada y mestiza.. Esta concepción uniformizante entraña una interpretación lineal de la historia, en la que los procesos que no son eurocentrados, son solamente historias que confluyen hacia la línea única del modelo superior racional de la historia de la única civilización: la más antigua y próspera Europa.
El Estado–nación según el autor, es la forma válida de conocer sobre el capitalismo, es con esta nueva unidad donde hasta en nuestro continente se han elaborado teorías que explicarían nuestra posición de desventaja, Prebisch y su “centro - periferia” expresan muy bien una posible explicación de las actuales condiciones latinoamericanas. Quijano resalta la reinterpretación de Wallertein quien elabora el “moderno sistema mundo” como explicativo de este largo proceso histórico que es flexible y que también enfrenta crisis internas.
Las relaciones de estos conceptos, más allá de las formas de conocer y de interpretar la realidad, ponen en el debate el tema del poder en el mundo. Quijano afirma que el eurocentrismo no percibe los múltiples ámbitos del poder, dado que los enfoques del materialismo y el liberalismo han acaparado el debate.
El llamado mito metafísico de Hobbes, es una explicación del porqué de la formas de relación entre los componentes de una estructura social, este mito que alude a esencialismos que son la base del eurocentrismo.
Ante ello, en América Latina surge el concepto de heterogeneidad estructural, para explicar y definir exactamente todo lo contrario al mito hobbesiano. Las estructuras sociales también pueden ser formadas por elementos discontinuos y bastante distantes y sin embargo, coexistir. El proceso dinámico de la configuración latinoamericana sin duda, es diferente al establecido por el patrón eurocentrista, ya que su diversidad no se articula –o mejor dicho, pudo no articularse- con la historia europea. Los supuestos eurocentristas develados del marxismo son expuestos por Quijano, quien afirma que “nada permite verificar la homogeneidad histórica de sus componentes, ni siquiera de los fundamentales, sea del trabajo, del capital, o del capitalismo”.
Seguidamente Quijano hace una diferencia en la interpretación del todo y las partes, señala que el las totalidades pueden ser la suma de elementos heterogéneos, que pueden ser a su vez totalidades de subrealidades diversas y articuladas. El peligro del concepto de totalidad es que pueda implicar una interpretación homogénea de las partes, cuando según Quijano: “cada elemento de una totalidad histórica es una particularidad y, al mismo tiempo, una especificidad, incluso, eventualmente, una singularidad”. El autor plantea que no es una totalidad la que articula los diversos elementos, sino una estructura, no necesariamente cerrada, sin que esta cambia conforma cambian sus elementos. Por último, Quijano denuncia que el poder y su colonialidad ha racializado en el mundo a las relaciones de poder: “la colonialidad es uno de los elementos constitutivos y específicos del patrón mundial de poder capitalista. Se funda en la imposición de una clasificación racial/ étnica de la población del mundo como piedra angular de dicho patrón de poder y opera en cada uno de los planos, ámbitos y dimensiones, materiales y subjetivas, de la existencia social cotidiana y a escala societal” (Quijano,2000:342). Así, al colonialidad impone modelos extranjeros en muchas partes del mundo y en muchas áreas del conocimiento de las relaciones sociales, incluso, la del tan contemporáneo género.
Bibliografía

QUIJANO, Aníbal 2000 “Colonialidad del poder y clasificación social”. En: Journal of world-sistems research, VI, 2, sumer/fall 2000.

Comentarios a Historia del Perú Contemporáneo de Carlos Contreras y Marcos Cueto. Tercera parte: El último medio siglo, 1948 – 1999

Por: Luis Marín

Contreras y Cueto nos brindan un sesudo repaso por los casi últimos cincuenta años de historia contemporánea, en La Restauración Oligárquica, se analiza al Perú a partir del Gobierno de Odría, destacando principalmente la influencia de esta etapa que configuraría la fase industrial peruana. Odría, militar él, devolvió la hegemonía perdida a la clase oligárquica, pues mantuvo un régimen autoritario y duro para las clases populares. Durante su gobierno se apostó por que el desarrollo nacional sería generado por los grupos exportadores, dando coherentemente, diversas medidas que beneficiaban al sector exportador. Desde la etapa de Leguía se seguía iniciativas y modelos estadounidenses -como la ampliación vial que determinó el cambio de la configuración urbana de Lima- y Odría siguiendo el patrón también realizó obras[1] bajo la tutela de intereses norteamericanos, que por entonces eran dueños de los yacimientos mineros. Todos estos factores hicieron más atractivas a las ciudades, propiciando el incremento del proceso migratorio que pobló la Lima extramuros, y se alineó con el corte de políticas populistas de un gobierno autoritario. Recuérdese por ejemplo que durante su Gobierno se creó el distrito de San Martín de Porres, el 22 de Mayo de 1950, con el nombre de distrito “Obrero Industrial 27 de Octubre”. El nombre del distrito tuvo por objetivo el captar clientela política que legitimara al gobierno militar de Odría, debido a que esa fecha fue en la que el General dio el golpe de Estado. Sin embargo; cabe la posibilidad de que esa iniciativa surgiera desde los mismos habitantes, pues muchas veces se buscaba el favor político del gobernante de turno mediante este tipo de estrategias populares, tácticas que no ha cambiado desde esa época y perduran hasta el día de hoy.
Posteriormente se consolida parte de la industria, ya con Prado en el poder se da el boom de la explotación de harina de pescado, que trajo grandes ingresos a la economía nacional, tanto así que el Perú se llega a convertir en el 1964 en el primer país pesquero. Consecuentemente con un aumento de los asalariados, el sindicalismo aumentó en número e importancia. Además, ya el segundo Prado, permitió la existencia de partidos políticos, sin persecuciones. La sociedad peruana se liberaliza y empiezan a encontrarse contrastes entre el pasado donde predominaba el dualismo entre aristocracia y clases populares para pasar a una sociedad estructurada con burgueses establecidos, proletarios sindicales, obreros, campesinos e indígenas; en interacción continua por la migración. Posteriormente, el breve periodo del primer belaundismo, que propugnaba la participación comunal en obras públicas, la integración vial de una selva aislada y el impulso de la nueva clase educada cayó por el golpe de las Fuerzas Armadas (1962). Este primer golpe respondía a una iniciativa de la milicia en pleno, sin la necesidad de nuevos caudillismos, debido a las continuas insurgencias al interior del país principalmente. Luego de elecciones, Belaúnde retomó el poder, y en un afán democratizador característico de su partido[2] (Acción Popular) llamó a elecciones municipales en 1963, las primeras de la historia peruana. Belaúnde venía con un discurso que podríamos denominar de nacionalismo desarrollista. Planteaba la integración vial plena como motor del desarrollo nacional y su ímpetu era bien visto por intereses extranjeros. Además, se enfrentó no con mucho éxito a quienes se oponían a la Ley de Reforma Agraria que ya se hacía necesaria en el país. Inició la segunda política de Vivienda conocida hasta entonces y terminó por sucumbir ante la crisis de una economía que comenzaba a sufrir el embate de la crisis económica que inauguraba otro ciclo histórico, el del Gobierno Militar.
En la última parte, Contreras y Cueto repasan la trayectoria del Gobierno Militar. Podemos decir que la característica central de esta etapa es la de la consolidación de la Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI), las medidas del Gobierno Militar significaron la protección de la industria nacional y un desarrollo de la misma, que impulsó el crecimiento del empleo y reproducía un modelo de desarrollo que en el fondo buscaba eliminar las injusticias sociales para acabar con la desigualdad y la ganancia de ella de los movimientos insurgentes. Se centralizó la organización social y comenzó un severo programa de estatizaciones. La planificación militar se tradujo en la mayor importancia que se le dio al Instituto Nacional de Planificación. Este punto marca el inicio de un proceso que ha devenido en el uso frecuente de las técnicas de planificación para la participación popular. Además, la Reforma Agraria significó un profundo cambio en la estructura social nacional, si bien pude señalarse que se trató de redistribuir el poder, Contreras y cueto ilustran como esta fue un fracaso, pues al final las tierras eran administradas por cooperativas y técnicos, y en los otros casos no existía visión empresarial del campesinado que garantice la prosperidad de las tierras. Un ejemplo tardío puede hallarse en el testimonio del sindicalista Zoísmo, acerca de la fenecida Hacienda Huando.
Otra crisis económica (la de 1976) volvió a cambiar el giro de la historia peruana. La crisis facetó al sector agrícola que no producía lo demandado por la ya creciente costa y la metrópoli en ciernes. Cundió el descontento por la inflación producida por la crisis internacional del petróleo y se sucedieron grandes e históricas marchas. Se demostró en esta etapa el rol articulador de los partidos de izquierda que movilizaban a la población, el de los sindicatos y de otras organizaciones como los frentes de defensa. También la iglesia jugó un papel fundamental pero poco conocido en esta etapa, pues agrupaba asociaciones parroquiales para la movilización social. Todo esto pasaba mientras acontecía algo trascendental, el Perú por fin tornase inclusivo cuando se garantizó el derecho a voto de los analfabetos. Ya los campesinos, indios, mujeres y analfabetos votarían en las próximas elecciones por la Asamblea Constituyente.
El segundo belaundismo trajo consigo las elecciones municipales de 1980, en las que los sectores de la izquierda ganaron varios distritos en Lima y que en las siguientes elecciones ganarían el sillón municipal metropolitano, demostrando así que los varios sectores que superaron el dilema de participar o no en las elecciones para “luchar desde adentro” fue una innovadora y conveniente opción. A finales de la década de los ochenta, ya se sentía con fuerza el factor sendero que sumado a la fortísima crisis del gobierno Aprista destruyó la sociedad y economía peruana, respectivamente.
En la tercera y última parte del texto, Contreras y Cueto repasan el fenómeno Fujimori, que lidió con el miedo al shock liberal en las elecciones del noventa, e instauró un régimen tecnocrático en una década marcada por el autoritarismo y el autogolpe de 1992. Sin embargo, el posterior proceso de transición promovido por organismos internacionales, ayudó a la recomposición económica del país, que se reinsertó a la economía internacional.
La historia del Perú Contemporáneo sin duda deja muchas lecciones, se puede colegir que mientras no se integre la sociedad peruana, nuestras escisiones y sentido parcelario de la realidad harán que seamos más vulnerables a las incursiones violentas y víctimas d procesos globales que afecten nuestra economía. Sin más, el combatir la desigualdad que reina en América Latina paliará los efectos de la incierta crisis actual, pero; también se puede dar cuenta del cambio estructural por el que ha pasado el país y sus estratos sociales, que empezaron expresando una diversidad que privilegiaba a unos y marginaba a otros, y que termina polarizando a la población, entre los muchos que son pobres, los pocos de clase media urbana y los ricos. A pesar del boom minero exportador que se acabará pronto, debemos procurar comprender los procesos contemporáneos, que nos ilustren sobre el devenir de nuestra sociedad, y en este contexto de ampliación de la participación ciudadana, aunar esfuerzos desde diversos sectores por la vigilancia del buen rumbo en esta sociedad despolitizada.
NOTAS

[1] Como la construcción de ministerios, avenidas, hospitales, etc. Es decir, obras de “fierro y cemento”.
[2] Recuérdese que a la salida de Fujimori y durante el Gobierno de Transición de Valentín Paniagua se crearon as instancias de participación cono los Concejos de Coordinación Local, la Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza y los procesos de Presupuesto Participativo. Queremos creer que no es una simple coincidencia.

ONG’s como nuevo campo laboral de los científicos sociales

Por: Luis Marín

El papel de las llamadas ONG’s (Organización no gubernamental) en nuestro país, a lo largo de las últimas décadas ha cobrado mayor relevancia desde que incursionaron como componente importante para lograr el desarrollo humano de la población peruana. El retorno a la democracia en el contexto latinoamericano propicia que cada vez mayor número y diversidad de actores incidan o tengan influencia en los distintos espacios de negociación, consenso y por que no, conflicto entre la sociedad civil y las diferentes instituciones del Estado.
Parte de los actores que representan a la sociedad civil en estos momentos son las ONG’s. Es precisamente en las décadas del 80 y 90 en que aumenta el número de las mismas, tanto extranjeras como nacionales. Al dejar atrás los regímenes autoritarios y recuperar la democracia, se abren nuevas posibilidades de intervención de estas agencias, quienes apuestan por la implementación de proyectos sociales que beneficien a determinados grupos poblacionales. Así, tal como afirma Roberts: “La democratización de la región en este periodo es un factor que explica tanto el aumento como el cambio de carácter de la participación de las ONG’s en la política social”[1] Sin embargo, el auge de estos organismos no solo se debe al proceso de democratización de nuestra sociedad sino también es consecuencia de las reformas estructurales impuestas por los organismos financieros internacionales en la década de los noventa, con la implantación del modelo neoliberal; estas reformas transformaron económica, social y culturalmente nuestro país. Parte de los efectos de la instauración de estas reformas fueron las políticas de ajuste fiscal y conforme a ellas, la reducción del Estado.
La reducción del Estado significó el repliegue del mismo en cuanto a incursionar en los servicios sociales como en la actividad empresarial, lo que motivo que se diera inicio a un largo proceso de descentralización de funciones, y transferencia de responsabilidades a otros organismos, ya sea dentro del Estado (a partir de la década del noventa se crearon diversas instituciones que se encargarían de diversas funciones, como la de administrar los programas sociales. Por ejemplo el FONCODES, el PRONAA, el PROMUDEH, etc.) como fuera del mismo.
El papel de las ONG’s se ha visto reforzado por el contexto de cambios en la estructura del Estado. Muy a pesar de la orientación para la formación de las ONG’s (pues muchas de ellas se conforman para que sus directivos o personal administrativo se beneficien de alguna forma), estas están participando activamente en la vorágine de cambios que experimenta el sistema de administración de los recursos del Estado, siendo algunas de estas instituciones también, entes fiscalizadores de las instituciones del gobierno, por lo que engrosan así cada vez mas los grupos de presión para la ejecución de las políticas sociales:
“Las nuevas políticas sociales están creando una demanda sustancial por parte de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales de profesionales entrenados en investigación social y desarrollo comunitario”[2]
Es en estas instituciones en donde los científicos sociales, los sociólogos encuentran espacios para desenvolverse laboralmente; realizando gran cantidad de funciones o de tareas, muchas veces no tan de acuerdo con su orientación profesional.
Al respecto Guillermo Rochabrum afirma que el campo de ocupación de los sociólogos se ha dividido en los últimos años en el desempeño académico, político, la difusión a otros públicos, la investigación y la aplicación de los conocimientos (sea en el Estado o en las ONG’s) [3]. Es esta última la que mas caracteriza la labor de los sociólogos en las ONG’s que encontramos en nuestro medio, al menos en el departamento de Lima. Pues gran cantidad de ellas se ocupan de promover iniciativas que generen un muy determinado beneficio en ciertos grupos poblacionales, como niños en alto riesgo, madres gestantes, comunidades campesinas, enfermos terminales, pobres extremos, jóvenes sin oportunidades, etc. Lo que si bien es cierto ayuda al momentáneo sostén de los ya mencionados grupos, no garantiza -y según algunas opiniones impide (al acostumbrarse el poblador a ser beneficiado, pues se dice que ya no desarrolla capacidades y le es mas difícil volverse autónomo, por el asistencialismo)- que los beneficios recibidos sean sostenibles, ni mucho menos autogestionados, aunque este sea el fin o propósito de muchas de las actividades de los programas de promoción.
Respecto a los actores que se benefician de los programas de ayuda, cabe decir que también se ha producido un cambio en la percepción de los mismos. A mediados de la década de los 70’s, se consideraba a los obreros , pobladores y campesinos tanto como actores sociales como también agentes de cambio, la acción privilegiada en esa época era la movilización política en torno a las grandes reinvindicaciones de clase o sector social.[4]
En los años 80 la percepción frente a los actores por parte de los diversos organismos está orientada hacia la preocupación por los movimientos sociales recientes, que buscan reinvindicaciones específicas de acuerdo al sector en los que se dan, desplazando con esto a los partidos políticos por lo que se expresaban antes. Sin embargo estos movimientos no buscaban mas que medidas de corto plazo, sin ningún plan estructurado, y llevados por intereses específicos de individuos en un contexto de pobreza, en claro antagonismo a las políticas u representaciones estatales.
Por esto, antes de los 90 el papel de las ONG’s se entendía como comprometido con intereses políticos particulares de estas clases. Ahora en los noventa, se ha producido una crisis de paradigmas también para las ONG’s, que tuvieron que reorientar sus lineamientos de trabajo, perdiendo su compromiso político ante el autoritarismo del gobierno de Fujimori.
Esta aplicación de conocimientos de parte de los sociólogos se caracteriza también por ser ampliamente diversificada. Pues las prácticas en las que un sociólogo se puede desempeñar dentro del ámbito de una ONG, se reconfiguran según se alcance los objetivos de las actividades. Es decir, un sociólogo puede participar desde la elaboración de una política o estrategia de desarrollo hasta en la conformación de una sencilla línea de base. Debemos mencionar también que la preparación en las aulas universitarias difiere en gran medida de la práctica profesional, en el sentido que se le otorga a la misma dentro de una organización no gubernamental. Principalmente en la línea de investigación, si bien el conocimiento se construye en estos nuevos espacios, muchas veces el sociólogo debe adaptarse por completo a las pautas o guías de investigación que le plantean las financieras internacionales. Surge de alguna manera la discrepancia entre los intereses que se le imponen al científico, y los propios. Si estamos desarrollándonos en una ciencia donde es bastante difícil suprimir los juicios de valor, la capacidad de adaptarse cada vez a nuevas temáticas –en algunas de ellas por muy poco tiempo- que no coincidan plenamente con los intereses particulares, será un factor importante que indiques un buen desempeño.
Los estudios de la sociología actual se caracterizan por su alto nivel de especialización, debido a que esta es una forma en la que los profesionales de las ciencias sociales consiguen financiarse para realizar proyectos, con los cuales se logrará un beneficio particular. Este tipo de enfoque se da tanto en las organizaciones estatales como en las privadas y no gubernamentales y está acorde a los procesos de descentralización en los que se encuentra inmerso en nuestro país. Además:
“las principales agencias de crédito internacional están de acuerdo con un modelo de política social que incluye descentralización, asociaciones de cooperación privada – pública, programas focalizados y participación de la comunidad”.[5]
Respecto a estos aspectos, la focalización también es fuertemente criticada porque al asumirse esta, se crean mecanismos de exclusión social[6], pues los criterios de selección de los grupos poblaciones a ser beneficiados no siempre son aceptados por la mayoría, mas aún; se critica también la forma o la dirección en que estos criterios son aplicados, puesto que muchas veces no son emergentes, es decir; no surgen desde abajo sino desde arriba, siendo impuestos muchos de los criterios, por los técnicos (que pueden ser científicos sociales) que creen saber desde el exterior , cuales son los requerimientos de la población.
En conclusión, el presente contexto en el que se desarrolla la profesión de la sociología, es de alguna manera propicio puesto que con los procesos de descentralización y el de la focalización de las políticas (que son puestas en práctica por agentes estatales como también privados) se abren cada vez mas espacios en los que se puede desempeñar un sociólogo. Además hay que considerar la actual proliferación de ONG’s en el mercado profesional, dado que precisamente son conformadas por los profesionales que o no encuentran espacios o que encuentran en éstos la mejor forma de realizarse profesionalmente.
Este espacio para el desempeño profesional se encuentra en la actualidad divorciado de los espacios académicos donde se enseña sociología. Las universidades del Perú no encuentran una manera directa y relacional de vincularse con la práctica privada. La docencia universitaria en la práctica se orienta para forjar profesionales docentes, en algunas universidades con gran bagaje teórico, pero poco vinculado con la práctica. Si bien es cierto los procesos de cambio en la estructura social y política también afectan la enseñanza universitaria, recién en estos últimos años se están incorporados cursos que podrían denominarse “técnicos”, por estar orientados completamente a la lógica de la intermediación del capital internacional, sea en el ámbito público o privado. Las ONG’s tienen poca o nula incidencia en el diseño de las balotas a desarrollar en los cursos, pues la academia se orienta poco hacia el mercado, si no es por los círculos cerrados o las también denominadas “argollas” que si posibilitan el tránsito desde la universidad hacia un organismo no gubernamental.

BIBLIOGRAFIA

Alternativa: 2003 Taller interno de lecturas sobre ciudad y políticas sociales. Proyecto CLASPO II. Centro Alternativa, Octubre.
Roberts, R. Bryan 2001 Las nuevas políticas sociales en América Latina y el desarrollo de ciudadanía: una perspectiva de interfaz. University of Texas at Austin. Taller: Agencia, Conocimiento y Poder: Nuevas direcciones,
Rochabrum, Guillermo 1993 Socialidad e individualidad: materiales para una sociología. Lima, PUCP.
Castellanos, Themis 2003 Análisis de experiencias de participación ciudadana, Alternativa.

NOTAS

[1] Las nuevas políticas sociales en América Latina y el desarrollo de ciudadanía: una perspectiva de interfaz. Roberts, R. Bryan . University of Texas at Austin. Taller: Agencia, Conocimiento y Poder: Nuevas direcciones, 14 y 15 de Diciembre de 2001.

[2] En: Taller interno de lecturas sobre ciudad y políticas sociales. Proyecto CLASPO II. Centro Alternativa, Octubre 2003.
[3] Véase: La política de la sociología: para una apreciación del caso peruano En : Socialidad e individualidad : materiales para una sociología. Lima, PUCP, 1993, p 161 (Apéndice)
[4] Diaz Albertini, Javier y Nadine Heredia. Editores (2003), La persuasión del cambio. La formación de líderes desde las ONG. Lima, Escuela para el desarrollo – CEED. Citado por Themis Castellanos. En: Análisis de experiencias de participación ciudadana, Alternativa, Julio de 2003.
[5] Roberts, Bryan Ob Cit, p 10.
[6] Ibidem, p 14.

Comentario a Las rutas de la masculinidad: ensayos sobre el cambio cultural y el mundo moderno de Rafael Montesinos


Por: Soc. Luis Marín
lmarin@socialconsultores.com




A través de un recuento de los diversos enfoques acerca de la masculinidad, Montesinos nos plantea la influencia de los cambios culturales que se produjeron en el mundo en las décadas de los sesenta y setenta, de cómo éstos reconfiguraron la identidad femenina debido a la salida al espacio público de las mujeres, por las exigencias que los cambios en el mundo de orden social y económico, y por la obtención de nuevos derechos que le permitieron transformarse a sí misma.
Este cambio trajo consigo una reacción de las identidades masculinas - fruto de las consecuencias de los cambios en la identidad femenina- afectadas por la pérdida de espacios laborales, la pérdida del control sobre la sexualidad y la dominación para con el otro sexo. Esta reacción se convierte en crisis cuando se cuestiona el status quo del varón basado en las ya no legitimadas prácticas autoritarias.
Este cambio cultural trae consigo conflictos entre los géneros, pues sus patrones o roles sociales se reconfiguran constantemente. El estereotipo del varón proveedor y la mujer reproductora sufren drásticos cambios que se reflejan también en el cambio de estructura de las familias. A todo esto, el Estado sigue siendo una institución socializadora que refrenda el modelo de dominación masculina, siendo cada vez mas incongruente con la realidad social, pues las prácticas difieren mucho de lo que se pueda articular en los discursos oficiales.
Las prácticas sexuales también salen a la luz e influyen en la reformulación de los roles sexuales en la sociedad; a pesar del tradicional y represor discurso oficial de control sexual de la iglesia católica. Estas prácticas de alguna manera deconstruyen aún mas el modelo clásico de identidad masculina, ya no solo son parte de un escenario intimo si no que se convierten en prácticas de nuevos estereotipos que se interrelacionan con el resto de la sociedad.
La propuesta que plantea el autor es la construcción de una nueva identidad masculina, que procure una relación mas horizontal y democrática con los sexos, que no reprima los aspectos emocionales del varón y que por sobre todo no esté basada en los patrones tradicionales de control sobre el otro sexo, que además interprete adecuadamente el nuevo rol de las mujeres en la nueva sociedad, con todos sus matices y expresiones.
Las rutas de la masculinidad están por ende reconfigurándose frente a los distintos procesos que afectan cultural, social y económicamente a esta nueva sociedad.

Comentarios a La Sociedad de los Individuos de Norbert Elías

Por: Soc. Luis Marín
lmarin@socialconsultores.com



Los significados de las palabras no son estáticos obedecen a un determinado contexto, así que lo que conocemos como individuo no son abstractos conceptos sino que su significado lo encontramos en proceso. Por ejemplo hoy se da mucha importancia al yo a lo individual y en la antigüedad Greco Romana no existía término que equivaliera a individuo porque el contexto, el nivel de desarrollo de la épica solo se podía pensar en el ser humano inmenso en un clan o tribu, donde el individuo se diluye.
La palabra sociedad también ha sufrido alteraciones pero los limites no reconocidos por los sociólogos, del concepto de la sociedad era el estado pues en la praxis coincidían con el estado.
El autor quiere decir que el marco con los que trabajan los sociólogos ya no pueden ser los estados sino que el marco es mas grande, la humanidad, marcos de referencia global porque los seres humanos se encuentran inmersos en un procesó masivo de integración.
Hay un movimiento integrador que rebasa al estado es el nivel supraestatal (como la comunidad europea) y hay un tercer nivel que seria la misma humanidad.
Se rompe la fuerza integradora del estado nacional porque ella no es capas de darle seguridad física de sobrevivencia a sus miembros y aparece la necesidad de otro nivel pero este paso no es sencilla cuestión de voluntad o nacionalidad, ya que los estados nacionales tienen una fortaleza logrado con los años que esta cuasi petrificada vía lazos emocionales mas fuertes que la necesidades físicas económicas, sin sentimientos de amor y odio que se va internalizando en una estructura de la personalidad de los miembros del estado nación que se resiste a pesar a formar parte de nosotros como entidad supranacional.
Es difícil dejar el nosotros del estado nacional porque la historia muestra que en este pasó hacia otro nivel se pierde la cultura, los hechos del pasado, la historia de los padres y de los abuelos que dan un sentido de identidad al nosotros estatal, pero el nosotros estatal no solo da seguridad física sino que también hace que sus miembros se sientan como seres que trasciendan la existencia física, porque el reconocimiento que ellos hacen de su pasado hace que a futuro las nuevas generaciones, los mantengan vivos a ellos en la memoria colectiva.
El autor describe que se vive en una etapa de transición de un nivel estatal a otro supranacional. Pero también hay otro nivel al que se le presta atención y que se ve más lejano que es la propia humanidad.
Para lograr la supervivencia ha sido necesario pasar desde distintos niveles: tribus, clanes, estados, supraestados, humanidad y en cada uno de estos cambios ha existido contradicción en la relación, por ejemplo, el nosotros estatal (yo) y el nosotros supranacional. En esta transición hay la posibilidad de choques entre los estados por defender su propio nosotros estatal que les da su identidad.
Hay que anotar que cada uno de estos cambios supone un momento individualizador donde esta fuerza individualizadora es el empuje para separarse de nosotros, para pasar hacia otro nosotros mas elevado.

Comentarios a Género, vestido y mercado: el comercio de la ciudadanía en América Latina de Francine Masiello

Por: Soc. Luis Marín

lmarin@socialconsultores.com








En Latinoamérica se da un claro proceso de control social de los estereotipos, control que recae también en los ámbitos de la ciudadanía. Y en esta parte del continente particularmente, son importantes el rol del género y la sexualidad para ejercer ese control, así como para definir la identidad de los sujetos, pues prevalece la tradición en muchas de nuestras representaciones, tradición con un alto grado de valoración al modelo típico de masculinidad.
Uno de los modelos en los que se nota este control es el modelo de patriotismo que predomina en Latinoamérica, es así que Dávila da cuenta en su obra de las múltiples convenciones que subyacen en nuestra sociedad, pues ante la emergencia de un discurso diferente se crean críticas y conflictos que desnudan nuestra falta de flexibilidad ante lo diverso.
Masiello sostiene la hipótesis de que en Latinoamérica, el género frecuentemente está representado como un espectáculo visual sobre la escena nacional política, por la relación existente entre esta construcción de ciudadanía y los patrones de usanza de vestido y uso del cuerpo en nuestra sociedad, que según la autora, limitan la imaginación política latinoamericana.
Ahora bien, una influencia externa es la moda, que al legitimarse en el uso local encierra y disminuye las posibilidades del uso del cuerpo, acorde en nuestra región con lo que dictan los discursos de la moral y buenas costumbres. Esta moda determina el comercio entre los ciudadanos, restringiendo u orientando sus formas de realizarlo, pero también delimita las formas de vestir y hablar en la sociedad.
Esta nueva identidad regida y regulada por la moda esta plenamente influenciada por lo audiovisual, esta es una fuerte influencia y medio de dominación si se quiere, que pone frente a los ojos de todos los miembros de la sociedad, el ideal del ser ciudadano, y se convierte a su vez en patrón común para juzgar las desigualdades. Es por eso que la emergencia de “identidades sexuales alternativas (…) muchas veces proporcionan un potencial emancipatorio”. Pues lo diferente muchas veces no es aceptado de buen grado entre lo establecido, por ello las criticas y quejas ante lo que, de alguna forma u otra, expresan una capacidad de ponerse entre paréntesis y pensar distinto.
El determinismo de la moda no se da por azar, sino porque el control ejercido hacia el vestido se produce por “la gran patología de los tiempos modernos” (según Ingenieros), que es el miedo al fraude y a la simulación, que se puede ejercer plenamente, traspasando las barreras del cuerpo, con el disfraz de la ropa. Este temor es el que configura el discurso dominador de la moda, desde el mercado.
Por ello también se pronuncian al respecto en los medios de comunicación recetas de todo tipo para no escapar del patrón de la moda. Por otra parte en este tipo de manifestaciones de sugerencias o consejos, se incita también al consumismo propio del sistema capitalista y neoliberal, ya que se publicita el modelo de perfección pero no íntegramente, sino por partes, se desmiembra el cuerpo para incentivar el consumismo, de cada parte, independientemente una de otra. Así el encajar en el modelo del cuerpo se vuelve cada vez mas difícil, pues cada vez hay mas aristas desde las cuales caer; pero al complicarse aquello también se sobrevalora el logro.
Es así como “el cuerpo es empujado hacia el mercado” que es quien dicta los mandatos del uso del cuerpo, y limita también los ejercicios de ciudadanía de una nación. La sociedad y la televisión no están tan abiertas al cambio como se supone, y muchas veces estas expresiones que surgen en el arte de vanguardia son reprimidas sin que se llegue a saber. Por lo que una adecuada forma de expresar el arte a las masas y así cuestionar lo establecido, pueda ser una opción para cambiar algunos patrones sociales rígidos, a pesar de las apariencias.

Comentarios a La reinvención de la familia de Elizabeth Beck - Gernsheim

Por: Luis Marín

La necesidad de la familia es cuestionada por los diversos fenómenos que se suceden en la nueva sociedad, a partir de los movimientos estudiantiles y el fuerte movimiento feminista, que deterioran el modelo clásico de familia, tanto como ideario de felicidad, como un modelo legitimado que limita la libertad personal.
Este cuestionamiento lleva a una readaptación de los valores tradicionales de la familia, pero readaptándolos y reconfigurándolos de acuerdo al contexto, como afirma Beck: “se da una mezcla contradictoria de nostalgia por lo tradicional y de nuevas expectativas”. Por lo que en estos tiempos se ha difuminado en la práctica el concepto de familia.
Es por eso la emergencia de las nuevas tipologías de familia, llevadas por una real huida al compromiso por parte de los individuos, lo que produce una tendencia a que las uniones sean breves y no muy profundas, por lo que emerge la idea del “compañero” en un sentido práctico.
Los nuevos tipos de familia son tan variados que es difícil definirlos, dada su heterogeneidad, pero un factor común es -también en casos de soltería- el obviar el matrimonio. El descrédito de esta institución es también otro factor –aparte de los ya mencionados- que crea nuevos tipos de familia.
También entra en crisis el concepto de paternidad o maternidad, también por causa de los avances tecnológicos como la inseminación artificial, los vientres de alquiler, etc. Por otra parte en cuanto a los nombres también se crea otra polémica, pues dado el auge del individualismo ya cada uno tiene la libertad –que puede incluir un litigio- de autonombrarse como mejor le parezca, rompiendo con todas las reglas de nombramiento antes establecidas, y creando varios conflictos por el hecho de que se mezclen y convivan las formas nuevas e independientes de nombramiento, con las tradicionales. Este es también un claro síntoma de la presencia de intereses en cada uno de los miembros de la pareja (que denota la autonomía emergente de los miembros de la pareja), lo cual es consecuencia del proceso de ascenso social de la mujer en los últimos 70 años, pues al salir al espacio público se hace portadora de derechos que redefinen su identidad (acceso a la educación, al voto, al mercado de trabajo, etc). Tal como afirma la autora “los nombres de los miembros de la familia no son, meramente ruido y humo, sino que portan ya dentro de si la historia del cambio social”. Cambio social en cuanto a lo cultural, que redefine a su vez lo económico y social; principalmente.
Al sucederse todos estos cambios en el modelo de familia, entran en crisis las tradiciones referidas a la misma, la crisis de las identidades tanto individuales como de la familia pues “ya ha dejado de estar claro que cosa es una excepción y qué es una regla”. Los matrimonios que logran serlo son cada vez más breves afectados por los procesos de individuación.

Comentario a Aires de familia de Carlos Monsivais

Por: Luis Marín

El período que va de 1880 a 1920 es característico de un fenómeno cultural que acompañó el arribo de la modernización en América Latina ; el modernismo cultural. Quizás diversos poetas y ensayistas sean los personajes que mejor encarnan el deseo de tantos individuos en nuestras sociedades por alcanzar la plena occidentalización. Este proceso no fue nada fácil, ya que estos grupos de bohemios por ser minoría no eran tomados con la debida seriedad que requerían sus propuestas de cambio, progreso, respeto a la diferencia y reinvindicaciones de valores humanistas; tarde o temprano sus mensajes (profecías) encontraron asidero, pese a marcados rechazos, intolerancia y porque no, una errada lectura de sus pronunciamientos (lecturas que no captaban la esencia o clave de sus advertencias), la literatura cedió espacio a las composiciones en rima, de fácil memorización, haciéndose accesible hasta para el público mas sencillo, soslayando los estratos sociales.
El proceso de secularización permite poner en relieve un nuevo tipo de sensibilidad que sólo podría desplegarse en el tránsito de la aventura por conocer y aprender emitiendo juicios acerca de la cotidianidad desde el mismo escenario de los hechos y no a partir del seguimiento irrestricto de cánones religiosos. Claro, toda esta liberalización continuó por mucho tiempo tolerada tan sólo de facto mas no en la misma literatura. La retórica aislaba de manera estética e inteligente las configuraciones de lo prohibido..
Por su propia tranquilidad estos visionarios outsiders preferían sus catálogos externos de excéntricos, pero inofensivos después de todo.
Mientras la manera perfecta de control social siempre fue el castigo a los pecadores y el rechazo a las abominaciones, estos literatos criticaban duramente en sus composiciones a aquellos perseguidores.
El auge del humanismo laico a principios del siglo XX revela ya las aspiraciones que se tejían desde la discusión y la critica de textos principales de filósofos y humanistas clásicos quienes entendían la posibilidad de una humanidad perfectible al margen de la religión.
Las capitales de ciudad con su exacerbado localismo no permitían de lleno el paso de la ola vanguardista que se desplazaba con una velocidad inusitada. Precisamente en ello radicaba su atractivo, en la velocidad con que se disponían a combatir todo moralismo. A partir de 1920, los vanguardistas ya cobran fuerza, pero la condición de asumirse como el otro, percibirse como tal todavía toma un poco más de tiempo. Al respecto, si bien la revolución mexicana impulsó un espacio para la relatividad de los valores, lo cierto es que el proceso se ve obstaculizado por el excesivo machismo de los revolucionarios. Las mujeres también se convierten en alguna medida -pero sin mucho éxito- en profetas de la alteridad al encabezar los diversos movimientos feministas.
Otro aspecto fundamental de este modernismo en Latinoamérica viene constituido por el innegable papel que la televisión y la radio desplegaron en los procesos de conformación de la identidad nacional, así como diversos públicos en sus respectivas peculiaridades en esta sociedad de consumo.
Nuestra realidad tercermundista en un primer momento se vio obligada a plasmar en tv copias o imitaciones de los estilos de fuera (penetración cultural del imperialismo). La TV crea una dimensión temporal compartida, donde la sociedad de consumo se encuentra con la sociedad tradicional.
Por su parte la radio que afina la nueva sensibilidad, se convierte en el centro de la vida hogareña hacia los años 1930 – 1950 creando una nueva categoría social : el ama de casa.
Por su parte, la sociedad de masas, se convierte en juez y testigo del establecimiento de censuras, no puede negarse el poder que ejercen los líderes de opinión pero finalmente ese amplio publico es el que tiene la palabra.
Así se van configurando las identidades colectivas y también se desnuda como es que la televisión -con ciertas restricciones para aceptar lo diverso- participa de cierto modo en el desprecio hacia lo plural.
A raíz de este texto y a manera de comentario, podemos señalar que en cada etapa del desarrollo de las sociedades deben haberse vivido procesos de transición que marcasen la apertura hacia nuevas estructuras de pensamiento. Es decir, las representaciones simbólicas constantemente han sido y serán modificadas, claro que ya con el arribo de la modernización, los instrumentos de propagación de todo conocimiento serán mucho más eficaces en la tarea de preparar un nuevo escenario donde se redefinen esas subjetividades.
Sin la imprenta, ningún texto por mas sencillo que este sea, podría haber sido acogido y comprendido por diversos conglomerados poblacionales. Es así como las colectividades fueron comprendiendo en el proceso de secularización las claves para interpretar lo nuevo y diverso circundante y sus propios mundos interiores.
El problema en esta carrera de aprender y experimentar todo y de todo para poder emitir juicios coherentes y apostar por una sobrevivencia adecuada, es que la definición de todo parámetro moral también se hallaba en cuestión. Esa carrera por el conocimiento profundo sin necesidad de acudir a las causas ni consecuencias continúa y viene atentando con la esencia misma del ser humano. A ello quizás se refería el autor cuando mencionaba que muchas claves vertidas por estos visionarios no eran adecuadamente interpretadas.
Por otro lado, movimientos sociales significativos como el feminista, permitieron el reconocimiento de discursos de poder imponiéndose abiertamente en las conciencias de millones de mujeres como únicos y legítimos; hablamos de la dominación masculina (violencia simbólica, Bourdieu) y por supuesto de nuestra complicidad en ello. Sin el reconocimiento de que en las relaciones de pareja también se filtran diversos elementos de la racionalidad instrumental que se consolida en la modernidad y ordena el mundo social, ningún proceso y lucha por la democratización cultural e igualdad de derechos entre hombres y mujeres habrían llegado a convertirse en una necesidad tan ineludible.

Comentarios a Clases, estado y nación en el Perú de Julio Cotler

Por: Luis Marín

La obra de Cotler presenta un recorrido por las etapas de instauración de la llamada “República Aristocrática” y de los interludios que se sucedieron para su consolidación, y crisis. Cotler nos presenta un país escindido, que se debate entre los intereses de grupo por sobre el proceso de construcción de una nación. Sin embargo, la particularidad es que estos procesos interruptos, vienen y se van conforme cambian las coyunturas frente al contexto internacional, particularmente, al rol del capital en nuestra economía nacional. No queremos con esto decir que existe un determinismo económico en nuestro análisis, ya que procesos sociales que también han influido para la génesis de los cambios que se dieron en el Perú de cambio de siglo. Pero debemos apuntar que el protagonismo del capital, y de las relaciones en torno a él, han significado grandes estructuras alrededor de las cuales se han configurado los distintos grupos de interés, en un país divorciado territorialmente con un sistema político en ciernes y con características coloniales aún.
En la primera parte (La formación capitalista dependiente: la “República Aristocrática” y el enclave imperialista), Cotler empieza dando cuenta de cómo se sucede el tránsito de una dominación a otra: de los dominios españoles pasamos a un dominio de los grandes propietarios[1], y de cómo en ese contexto el Partido Civilista enarbola propuestas explicativas y a su vez, una posible solución integradora, constituir un “ente nacional mestizo” que supere los cortes regionales y construya una cultura sintética. Para ello era importante la constitución de una clase dominante que se inserte en el ámbito internacional y que alrededor de la misma se articulen los grupos dominados. Luego nos relata el desarrollo de conflictos por el poder, en el que los pierolistas y civilistas pugnan por el mismo, en un escenario dual, donde la burguesía limeña buscaba insertarse a la economía internacional mientras que los terratenientes eran claramente anticapitalistas. Podríamos decir que las expresiones de estos grupos se reflejaban en las pugnas de poder, sin embargo, cuando triunfó el pierolismo aún era demasiado pronto para que la débil burguesía surgiera, permaneció a un lado mientras crecía la influencia de los oligarcas regionales, que conservaban prácticas de explotación precapitalista. Ya en el gobierno las cosas dieron un giro, se fortaleció la burguesía y disminuyó el dominio terrateniente. Esta coyuntura –la del Gobierno de Piérola en 1895[2]- da inicio a la llamada República Aristocrática. A pesar del apoyo, aún era muy pronto para la formación de una burguesía que tardaba en nacer. El factor del capital internacional comienza a pesar más en la economía peruana adueñándose del agro y la minería, relegando a la clase burguesa. Surgen así los enclaves (azúcar, algodón, minas) que a mediano plazo ejercían pequeñas soberanías en nuestro territorio fragmentado, que incluso hacía uso de formas de trabajo precapitalistas[3]. Esta realidad calza con lo que Pinto llama la heterogeneidad estructural: en la costa economía capitalista y en la sierra se reproducían formas precapitalistas. Esta economía de enclave fortaleció a la larga a los burgueses y debilitó a terratenientes, quienes tenían que ceder ante el poder del capital extranjero. Podríamos decir que los burgueses se convirtieron en aliados marginales del capital imperialista, ya que si por un lado se beneficiaban parcialmente con las economías de enclave, por el otro esta estructura no permitía un desarrollo del capital nacional.
Por otro lado, las características clasistas del modelo de la República Aristocrática se reflejaban en dos posturas frente a las clases populares, por un lado había quienes le negaban abiertamente derechos y por el otro quienes pensaban que debían asimilarse al capitalismo, entre estos últimos figuraba José Pardo.
Posteriormente entraría en la escena Augusto B. Leguía, quien bifurcaría el Partido Civilista, entre los que estaban a su favor, el civilismo tradicional y los que estaban en su contra, el partido Civil Independiente. Estos últimos eran quienes se resistían al cambio de estructura social con el auge de las clases populares y las medidas para paliar sus movilizaciones. Cabe mencionar que la clase dominante[4] se resistía al cambio y a hacer frente a estas nuevas presiones populares. Billinghurst es quien mejor oye estos movimientos y promueve reivindicaciones para las clases populares. Billinghurst democratiza el poder y convierte al Estado en mediador entre la sociedad y el trabajo, pero como aún era incipiente la movilización y fuerte la dominación aristocrática, Billinghurst cae sin apoyo político parlamentario. Luego de la 1ra G.M. los desórdenes populares por la crisis económica aumentaron y Óscar R. Benavides da el golpe, llevando al poder un gobierno clasista y radical. Una cita que ilustra el panorama de la época breve de Benavides es: “Contra la audacia irrespetuosa, insolente y demoledora de las clases bajas, que habían como eclipsado a las clases dirigentes”[5]. Leguía vuelve en 1919, en un escenario con fuertes demandas populares por mayores derechos, él es quien de alguna forma engarza intereses de clases burguesas con el capital extranjero, haciendo siempre al Estado como dependiente de estas economías de enclave mencionadas líneas arriba.
En la segunda parte (Leguía: la consolidación de la dominación imperialista y emergencia de las fuerzas populares anti-oligárquicas), Cotler describe un escenario en el que Leguía empieza a revalorar el papel central del Estado, pues se asocia con la burguesía, controla la milicia, dirige la economía y controla también a los sectores medios, con esta suerte de padrinazgo indígena innovador, que hasta llegó a reconocerle derechos al indígena y generó –como sabemos- toda una importante corriente intelectual. Este último punto nos parece central en este período, aunque quizá, como argumenta Cotler, Leguía deviene en indigenista para “ganarse la adhesión de los nuevos sectores radicalizados de las clases medias”[6]; pero es importante porque se genera en este punto una visibilización cabal del problema indígena, dando pie quizá a los futuros análisis que se convirtieron en propuestas políticas integradoras e innovadoras. Leguía debilitó a la añeja oligarquía civilista, haciéndole más caso a las clases populares urbanas. Pero también hay que decir que Leguía no optaba ya por el clasismo que predominó antes, sino que como menciona el autor, privilegiaba un sistema de clientelas que debilitó en mucho a la construcción de intereses comunes. Por otro lado, la economía cambiaba, las ganancias de los enclaves se empezaban a invertir en los países de origen, esto produjo recesos y el que no se incrementara el mercado interno. El país seguía dependiendo, esta vez de EE.UU. En este contexto surgen las propuestas Hayistas y Mariateguistas, que promueven una reacción ante el imperialismo con una articulación multiclasista en democracia y una revolución socialista que eliminase las formas precapitalistas y a los actores nativos o foráneos del capital que se tornó en imperialista.
Como hemos visto, las pugnas de clase caracterizan esta etapa histórica del Perú, en principio, se sucedió una dominación patrimonial, los oligarcas hacían uso particular del país. Este uso, repetimos, se basaba en la exclusión, la clase dominante detentaba los derechos, mientras que no los tenían las masas marginadas. Pero se sucedían cambios muy frecuentes entre los agrupamientos, entre los que pugnaban por el poder y luego, como en el caso de Piérola, le daban la espalda a quienes los apoyaron, patrocinando a los grupos de poder, o estableciendo relaciones intrumentales con ellos –como Leguía y la burguesía- de acuerdo a los contextos, posicionamientos y reacciones de la economía frecuentemente debilitaba por la crisis y fortalecida por la demanda externa en la que dominaba el papel de la economía de capitales imperialistas, fuertemente enquistada en el país. Finalmente, estos cambios en la clase dominante, producto de todos los factores mencionados, no respondían a transformaciones sociales, sino más bien a intereses de grupo. Ese fue el patrón que caracterizó a la época, este patrón que reflejaba la sujeción al capital extranjero, que no dejó que se mirara hacia adentro, sino que en esta relación dependentista, difuminó la mirada hacia los propios intereses que no llegaron a integrarse.

NOTAS

[1] Y en perspectiva mas amplia, del dominio español al domino del capital en general, primero europeo y posteriormente estadounidense.
[2] El movimiento del pierolismo al poder fue apoyado por las clases populares pero cuando el “califa” llegó a gobernar, le dio la espalda a las clases tornándose a favor de la clase propietaria.
[3] Como la del enganche, dotación de adelantos y firma de contrato al campesino, que vende su fuerza de trabajo, desarraigándose y siendo atrapado por un círculo de pago y consumo en el lugar de trabajo, ya que no todo su salario se le daba en efectivo, sino en bonos de compra en comercios propiedad del terrateniente.
[4] En esa época la clase dominante está formada por el capital extranjero, una burguesía agrario comercial y los gamonales.
[5] Urdanivia 1954; citado Colter, p. 178.
[6] Cotler, p. 189.

lunes, 25 de junio de 2007

Construcción de capital social y gobernabilidad democrática

Por: Luis Marín
(Resumen de la ponencia del mismo título para el Posgrado de Arquitectura de la Universidad Nacional de Ingeniería, 21 de Junio de 2007).


Introducción


El presente texto tiene el objetivo de explorar a profundidad los conceptos de capital social y gobernabilidad democrática, destacando su importancia en las posibles experiencias de intervención como planificadores. Comprendiéndolos, podemos tener en cuenta la importancia del capital social para la toma de decisiones que se orienten a potenciarlo, propiciando a su vez la construcción del mismo, en un contexto donde se democratice el poder y este sea compartido por los miembros de la sociedad. Pensamos que la discusión sobre el capital social es importante porque permite incorporar la organización social y sus potenciales al discurso del desarrollo, pues muchas veces se prescinde de este componente al intervenid en una realidad determinada.
El texto se divide en cuatro partes, la primera parte: “Empoderamiento y capital social” pasa a explorar cada uno de los conceptos que tienen que ver con la teoría del empoderamiento, el concepto de poder, los tipos de capitales, los estudios pioneros sobre capital social y algunas características del concepto.
En la segunda parte, conceptualizaremos los términos de gobernabilidad y gobernanza, para destacar sus diferencias y la pertinencia de la buena gobernanza en la construcción del capital social. En la tercera parte, exploraremos la relación entre capital social y gobernanza, haciendo referencia a algunas experiencias puntuales. Por último, damos algunas breves conclusiones, que pensando de manera crítica uno de los conceptos y sus orientaciones.

Estructura del trabajo


Para repasar los conceptos de capital social y gobernabilidad democrática, hemos estructurado el presente trabajo de la siguiente forma:


I. Empoderamiento y capital social:


a. Por los caminos del empoderamiento
b. ¿Porqué empoderamiento?
c. Poder y capitales
d. Acercándonos al concepto de capital social: los pioneros
e. Características del capital social
f. Capital social y redes sociales

II. Gobernabilidad y gobernanza:


a. ¿Qué es la gobernabilidad?
b. Gobernabilidad democrática: la buena gobernanza


III. Capital social y gobernabilidad


a. Capital social para la gobernabilidad
b. Construir capital social: el rol de la participación

IV. Conclusiones


V. Referencias bibliográficas

VI. Anexos



I. Empoderamiento y capital social:

a. Por los caminos del empoderamiento

El empoderamiento viene de los estudios de género, el género es un enfoque teórico que estudia la relación entre los géneros[1] y propicia la equidad de poder entre géneros, especialmente entre varones y mujeres. Así, al discutir el ordenamiento o las jerarquías de poder, el género se convierte en un enfoque de intervención política, en la medida en que busca el bien común de las personas, sin importar su género.
Por otro lado, el término empoderamiento viene del verbo inglés empowerment, que describe el hecho de que una persona ejerce poder, este se acuñó en Estados Unidos, a fines de los años ochenta.
Entre las definiciones más cercanas al término de empoderamiento en lengua castellana, se pueden definir también el autofortalecimiento, control, poder propio, autoconfianza, decisión propia, capacidad de luchar por derechos, ser libre, etc. Como podemos notar, una idea central del empoderamiento es el uso del PODER.

b. ¿Porqué empoderamiento?


El empoderamiento vendría a ser entonces, un proceso mediante el cual se implementa una estrategia, que puede ser una estrategia de superación de la pobreza, por ejemplo. Pero el empoderamiento, si bien puede ser un medio para conseguir superar –o paliar-las condiciones de pobreza de determinado grupo social, puede ser también un fin, ya que supone el tránsito de una ciudadanía pasiva a una ciudadanía activa, es decir; busca que la población en general se involucre directamente con formas de superar las condiciones de inequidad y/o vulnerabilidad en las que se hallan inmersas.
El empoderamiento como estrategia de lucha contra la pobreza, supone que la población en esta condición tiene recursos aprovechables, dichos recursos son sus capitales[2], que pueden ser de diverso tipo, como veremos más adelante.

c. Poder y capitales


Respecto al concepto clave de esta teoría, Jo Rowlands [3] afirma que existen tres tipo de poder, que son el poder sobre, poder para y poder desde. El poder sobre, es cuando existe una relación de jerarquía entre dos sujetos, o grupos. En este primer tipo un sujeto tiene el poder sobre otro, y puede obligarlo a que realice la voluntad del primer sujeto. En ese sentido, hay que tener en cuenta que el poder no siempre es una relación de suma cero, sino que por ejemplo, en este caso, se genera una relación de opresión entre los sujetos. El poder para, es el tipo de poder que tienen los individuos o grupos para motivar las acciones de los otros, sin que ello implique relaciones de jerarquía. Por último, el poder desde es el tipo de poder que se genera desde las organizaciones, que puden movilizar sus recursos para la obtención de un objetivo[4].
El empoderamiento entonces, supone el uso activo de diversos capitales. Según la teoría del empoderamiento, el individuo puede hacer uso del capital físico (infraestructura), financiero, humano (aptitudes, conocimientos y capacidades), cultural, social (redes y relaciones de confianza), natural (recursos naturales), etc.

d. Acercándonos al concepto de capital social: los pioneros


El capital social es un concepto clave del empoderamiento. Su uso se remonta a Edward C. Banfiedl, en su libro “Base moral de una sociedad retrasada” (1958) y “La ciudad infernal” (1970). En ellos el autor afirmaba que la ayuda gubernamental a pobres podía hacer sentirse virtuosos a los promotores pero no mejoraba la vida de receptores. Entonces, debía cambiarse las políticas de intervención por otras más eficaces. Posteriormente, a finales de los años 80, Coleman y Putnam estudiaron el deterioro del civismo en localidades norteamericanas.
Coleman estudió a los actores en sindicatos y empresas, concluyendo que: “Capital social […] no es una sola entidad, sino una variedad de entidades […] que facilitan ciertas acciones de individuos en una estructura”. Para Coleman, el interés se centró en sus efectos, concluyendo que el Capital Social es importante por sus efectos, pues atrae la confianza, beneficios relacionales, descubrimiento de oportunidades.[5]
Putnam es otro intelectual que estudió la interacción entre sociedad civil y gobierno, estableciendo que: “cuanto más intensos sean los niveles de interacción, más fuerte será la democracia y viceversa”. Putnam comparó Italia del norte con el sur durante veinte años. Encontró que en el sur eran menos democráticos a pesar de la existencia de redes, pero funcionales a relaciones patrón-cliente que eran apoyadas por la mafia, mientras los grupos del norte tenían una mentalidad cívica. Aquí se demuestra que los usos del capital social también pueden tender efectos negativos, como el estar sujeto a favores de clanes como los de la famosa mafia italiana.
Por otro lado, Putnam afirma que las democracias y economías trabajan mejor donde existe una larga tradición de compromiso cívico independiente del gobierno, como por ejemplo en los Estados Unidos, en donde la sociedad se convierte en contrapeso del poder central desde los inicios de la República.
Por último Bourdieu es un sociólogo francés que afirma que el capital social son las: “ventajas y oportunidades que obtienen las personas al ser miembros de ciertas comunidades, espacios o grupos (campus)”. Posteriormente desarrolla el concepto de campus para hacer referencia al espacio social donde se reproduce el hábitus, que son las prácticas sociales de las personas ejerciendo su rol social en determinado espacio[6].

e. Características del capital social


El capital social tiene por característica ser un capital que, a diferencia de los otros, mientras más se usa más se reproduce [7]. A su vez, el uso de este capital, trae consigo un círculo virtuoso pus potencia la participación de las personas en la toma de decisiones (públicas o privadas), así como fomenta el desarrollo de capacidades entre los individuos. En general, el empoderamiento trae consigo esta cadena de procesos positivos para la sociedad.
Una característica central del capital social es que además, es el centro de todos los capitales, porque permite un uso efectivo y dinámico de los otros tipos de capitales, explotando las potencialidades de los individuos en un grupo social, administrando los otros capitales.

f. Capital social y redes sociales


Las redes sociales son las relaciones que tejen los individuos alrededor suyo, es el conjunto de relaciones, explotadas o no, que determinan la posición social del individuo. No es solamente las relaciones en su grupo social, sino que traspasan este para insertarse en diversos estratos.
Las redes sociales entonces, son una especie de propiedad. Las personas son propietarias de sus relaciones. Mientras exista una mayor densidad de redes, se darán prácticas de mayor cooperación y normas de reciprocidad y confianza, que surgen de esas relaciones. Así, el capital social tiene que ver con los stocks de confianza social de un individuo o grupo (Béjar, 2007).
Debemos mencionar, con respecto a este punto, que muchos confunden el capital social con un análisis de redes sociales. El capital social no son las redes en sí mismas, sino que tratan acerca de cómo los individuos usan (o capitalizan) estas redes para acceder a mayores oportunidades. Por ejemplo, algunos teóricos preguntan a un sujeto, cuantos individuos conoce en el gobierno local, el poder judicial, el gobierno central, en la comunidad vecina, en los partidos políticos, etc., elaborando un índice de mayor capital para el que tiene mayores relaciones. Sobra decir, que en la forma en que se exploten dichas relaciones para agenciarse algún beneficio, particular o comunal, se está haciendo uso efectivo de los capitales sociales.

II. Gobernabilidad y gobernanza


a. ¿Qué es la gobernabilidad?


El Banco Mundial en 1987 acuña el término: “good governance” (buena gobernanza) porque los países africanos subsaharianos, que después de diez años de préstamos no se desarrollaban. Por ello se empiezan a usar los términos de descentralización y buena gobernanza.
Este concepto tiene elementos que se pueden rastrear desde 1835. En dicho año, Alexis de Tocqueville estudia las redes de la sociedad estadounidense a comienzos de la república. En el citado país había un tejido social y de instituciones que –como ya hemos mencionado- era el contrapeso del poder político.
Una definición más precisa del término es la del ejercicio eficiente, eficaz, y legítimo del poder y la autoridad para el logro de objetivos sociales y económicos (Sagasti et ali: 1995). Por otro lado, Mazureck [8] afirma que “en su vertiente analítica, la gobernabilidad hace referencia a las condiciones necesarias y suficientes para que las instituciones políticas transformen de manera efectiva las demandas o necesidades en políticas o regulaciones”. Esto supone la existencia de una representación política (en democracia), la existencia de instituciones (con cierto grado de centralismo) y lo más importante, la existencia de mecanismos de interfaz.

b. Gobernabilidad democrática: la buena gobernanza,


Se podría decir que la gobernabilidad es la relación entre gobernantes y gobernados, mientras que la gobernanza es la relación entre los actores sociales (públicos o privados) frente al poder, que generan relaciones de integración e interdependencia. La buena gobernabilidad sería la gobernabilidad democrática, porque es precisamente ella la que genera mecanismos de inclusión de los actores sociales.

III. Capital social y gobernabilidad


a. Capital social para la gobernabilidad


La relación entre capital social y gobernabilidad se puede expresar en que el capital social es un insumo básico para la gobernabilidad, ya que el fortalecimiento de los actores propicia procesos en los que se incrementan los niveles de vigilancia ciudadana, haciendo precisamente, mas horizontales las relaciones con el poder.
La gobernabilidad democrática requiere de participación de la sociedad y su involucramiento con lo público, la forma de involucrarse no es solo vigilando al poder central, sino formando parte de los procesos sociales que buscan el bienestar común.
En una sociedad donde existan elevados niveles de capital social, genera más y mejores relaciones de confianza entre sus miembros, reduciendo las inequidades. Esto implica politizar a la población, entendiendo su relación con el gobierno de la ciudad y con las decisiones públicas. Recapitulando, podemos decir que el involucrar a la población con las decisiones públicas, será fundamental para reproducir el capital social y a su vez propiciar la consolidación de una sociedad civil fortalecida.

b. Construir capital social: el rol de la participación


Pero, ¿por qué debemos desarrollar el capital social? Pues la respuesta a esta pregunta es que el capital social como ya hemos mencionado, ayuda a superar la inequidad social. Y superar la inequidad debería ser el fin de muchos gobiernos. Algunos estudios han demostrado que incluso, los vínculos de solidaridad en una comunidad mejoran la esperanza de vida[9] (Kawachi et ali: 1997. Cuadro Nº 1, en anexo).
En un estudio desarrollado por la CEPAL[10], da cuenta de que América Latina es el continente con mayor desigualdad en el mundo, en el texto, se puede colegir que la desigualdad está fuertemente vinculada a la pobreza. Si tenemos entonces un continente con fuerte desigualdad, se requiere precisamente potenciar el capital social para que se equilibren las relaciones entre estratos o clases, y se construyan relaciones solidarias en una sociedad cada vez más igualitaria.
Por otro lado, un efecto del desarrollo del capital social es que mejora el desempeño económico. En un estudio sobre pequeños productores lecheros en México[11]. Los grupos lecheros de Aguascalientes que tienen un capital social mayor a los de Altos de Jalisco, muestran un desempeño económico superior a pesar de características similares en cuanto a edad promedio de los productores, experiencia en los negocios, cantidad promedio de hectáreas, etc. (Cuadro Nº 2)
En términos de participación, en un estudio sobre la efectividad sobre los niveles de participación de la comunidad en proyectos rurales de agua. Elaborado por Depa Narayan para el Banco Mundial en 1994.[12] Se encuentra que el mayor grado de efectividad de los proyectos se debe directamente a un mayor grado de participación de los beneficiarios en el mismo. (Ver cuadro Nº 3, en anexos). Por otro lado, una experiencia en Perú, en la comunidad de Tulín, en el Departamento de Ica (Marín: 2006), se encontró que en la construcción de la red de agua potable para la comunidad había sido efectiva cuando se realizó con participación en trabajo comunal de toda la población, durante un año seguido, promovido por una ONG española, y en cambio, tiempo antes, no se llegó a concretar el proyecto cuando se distribuyó un fondo desde el Estado pagando jornales a los trabajadores que estuvieran disponibles para la misma labor.
El rol de la participación entonces, es básico para la construcción de capital social, en entornos urbanos como rurales. Por ejemplo, en los nuevos espacios de participación ciudadana, se construyen nuevas relaciones entre individuos de territorios amplios, que se encuentran en los llamados espacios de concertación local (CCL) y en los procesos de presupuesto participativo. Puede que estas nuevas experiencias sen un camino para consolidar el capital social en diversos territorios, pues en dichos espacios la población se involucra con las decisiones públicas de su entorno.
El capital social se construye generando desde arriba las condiciones que propicien el bienestar de sus individuos y facilitando la relación entre ellos. Se necesita de instituciones sólidas que fomenten la participación sabiendo los efectos positivos de la misma. El desarrollo del capital social ayuda a la buena gobernabilidad (la democrática) porque en ella se generan procesos de reducción de la pobreza y mejoramiento de las condiciones de vida. Además del incremento de la preocupación por el otro en una misma comunidad. En un estudio sobre organizaciones económicas populares[13], se encontró que dichas organizaciones que teóricamente se preocupan por la obtención de la mayor ganancia en el menor tiempo y con la menor inversión, tenían entre las formas de contribuir a solucionar los problemas de la comunidad, las de trabajar con niños, captar y capacitar jóvenes para el trabajo, fomentando un mayor compromiso social, abaratando los costos de sus productos, etc. (Ver Cuadro Nº 4. Anexos)

IV. Conclusiones


Podemos esbozar como conclusión, que el enfoque de capital social ayuda a la buena gobernabilidad porque fortalece el papel de los actores sociales en la sociedad. Y si bien ayuda a una buena gobernabilidad, también ayuda a propiciar la equidad social. Si bien es cierto esta condición no se puede producir de un momento a otro, es importante destacar que siendo un proceso, es el proceso validado en diversas intervenciones, que disminuye la inequidad y mejora las condiciones de vida de la población.
El capital social es un mecanismo de empoderamiento que, mediante la capacidad de agencia de los capitales (físico, humano, social, cultural, etc) permite superar –o tratar de hacerlo- algunas de las limitaciones de contextos de pobreza. No se puede hablar de capital social sin hacer referencia al proceso de empoderamiento de determinada población.
No es suficiente con tener un registro de las organizaciones de determinado territorio. Ya que repetimos, el capital social no es un diagnóstico de redes sociales, sino el uso que se le da a las mismas. Por ello, no son suficientes los Registros Únicos de Organizaciones Sociales (RUOS) de las municipalidades en el país. Sino que dichos registros pueden servir como insumo para la implementación de políticas que propicien el desarrollo y consolidación del capital social. Dichas políticas, óptimamente, deben ser diseñadas con la participación de los posibles beneficiarios, pues de otro modo, el diseño de las mismas puede convertirse en una caja negra inaccesible para los actores sociales.
La gobernabilidad requiere de actores sociales cada vez más empoderados y que hagan uso efectivo de sus capitales, para el ejercicio transparente y cada vez más eficaz del poder. Sin embargo, este concepto conlleva a cargar la responsabilidad en los actores sociales[14], pretendiendo que ellos superen muchas veces las limitantes estructurales. Por ese lado, el concepto propicia la competitividad social, cuando sabemos que no muchas veces esta competencia se da en condiciones iguales entre los individuos. Esto es coherente con las reflexiones de Amartya Sen, quien afirma que tres individuos distintos: A, B y C, no se encuentran en igualdad de condiciones para llegar a explotar o acceder a una oportunidad que se presenta, y lo que se debe hacer es propiciar que todos tengan la misma oportunidad de acceso a dichas oportunidades. Por ejemplo, si C está en desventaja respecto a A y B, se debería buscar la forma de implementar soluciones que hagan que C eleve su posición para competir directamente con A y B, por las oportunidades que se presenten

V. Referencias bibliográficas


Aliaga, Lissette 2002 Sumas y restas: el capital social como recurso en la informalidad (Lima: Alternativa).
Béjar, Héctor 2007. Justicia social, política social. CEDEP
Bobadilla Percy, Empoderamiento y desarrollo. (Mimeo)
Comisión Económica para América Latina y el caribe (CEPAL) 2003 Hacia el objetivo del milenio de reducir la pobreza en América latina y el Caribe. Chile.
Kawachi, I., B. Kennedy and K. Lochner 1997 “Long live community. Social capital as public health.” En: The American Prospect (November-December).
Kliksberg, Bernardo 2004 Más ética más desarrollo. Editorial Temas. Buenos Aires.
Kogan, Liuba 1993 Género-cuerpo-sexo: apuntes para una sociología del cuerpo. En: Debates en sociología, Nº especial, Lima, 1993.
López Jiménez, Sinesio 1997 Ciudadanos reales e imaginarios: Concepciones, desarrollo, y mapas de la ciudadanía en el Perú (Perú: Instituto de Diálogos y Propuestas - IDS).
Marín, Luis 2007 Estudio de competencias y capacidades de organizaciones económicas y sociales en Lima Metropolitana. Alternativa (en prensa).
Marín, Luis 2006. Informe preliminar de Evaluación del Proyecto GAMA. (Lima, INFORMET)
Mazureck, Hubert 2006. La gobernanza de los territorios en América Latina. Congreso Internacional de Gobernabilidad de los Territorios en América Latina. Cochabamba, Bolivia.
Parodi Trece, Carlos 2001 Perú 1960-2000: Políticas económicas y sociales en entornos cambiantes (Lima: Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico - CIUP).
Rowlands, Jo s/f Poder y empoderamiento (mimeo)
Sagasti, et ali 1995. Democracia y buen gobierno. Agenda Perú.

VI. Anexos


Cuadro Nº1












Cuadro Nº 2













Cuadro Nº 3

Cuadro Nº 4



Notas



[1] Entendiendo que el género es la construcción sociocultural de los comportamientos, actitudes y sentimientos de hombres y mujeres. Es decir, el ser varón o mujer no es algo biológicamente determinado, sino que se construye en la interacción con los sujetos. Para mayor desarrollo del concepto, véase: Kogan: 1993, 18.
[2] El concepto de capital, en términos generales, se entiende como un recurso o conjunto de recursos que en determinado momento pueden ser aprovechables para determinado fin.
[3] Rowlands: s/f, 1.
[4] Debemos señalar que la teoría del empoderamiento hace referencia al uso del poder de los dos últimos tipos: poder para y poder desde.

[5] Béjar: 2007, 194.
[6] Ibidem.
[7] Aporte de Albert Hirschman, de la Universidad de Princeton. Citado por Kliksberg, 2004.
[8] Mazureck, 2006.
[9] Véase anexos.
[10] CEPAL: 2003.
[11] Algunos indicadores de capital social y humano. Grupos lecheros en dos regiones en México. (Gómez Cruz et ali 2001). Citado por Kliksberg 2004
[12] The contribution of people’s participation Rural Water Suplí Projects. Banco Mundial, 1994. Citado por Kliksberg, op. Cit.
[13] Para dicho estudio, las organizaciones económicas populares, son las agrupaciones o asociaciones de personas dedicadas a actividades económicas, que pueden venir del comercio popular, ambulatorio o no, y de distinto rubro. En términos de economía clásica, pueden ser las que forman parte de la pequeña producción mercantil simple, que se caracterizan por tener bajos márgenes de ganancia y ser en su mayoría, formas de automeplearse.
[14] Bourdieu en su libro “La miseria del mundo” hace referencia un proceso en el que el Estado dimite de sus responsabilidades, para dejar que otros actores se hagan cargo. En la misma línea reflexiva encontramos a Daniel Mato, quien afirma que los procesos de descentralización no son más que hacer que se reduzca el Estado para “cargar” responsabilidades a la sociedad civil. En el Congreso de Gobernabilidad de los territorios en América latina, llevado a cabo en Cochabamba el año 2006, los representantes colombianos se refirieron a ello como un “nuevo impuesto” para la sociedad. Este nuevo impuesto, sería el de la participación, pues recordemos que participar tiene costos sociales, económicos y de uso del tiempo.

Por los caminos de la economía popular en Lima Metropolitana: alcances y reflexiones

Por: Luis Marín

I. Introducción
El presente texto busca explorar las condiciones en las que se encuentran algunas de las organizaciones económicas populares[1] en Lima Metropolitana. Queremos reflexionar acerca de cómo afrontan sus problemas y conocer si la asociatividad les sirve o no para resolverlos o paliarlos. Además, repasaremos los puntos clave en el trabajo con OEP [2] considerando todas las dificultades del actual contexto, tomando en cuenta los problemas internacionales, de planificación de la ciudad y de imposición de agendas. Este esfuerzo tratará de reflejar la voz de sus líderes o dirigentes[3], ya que creemos que ellos tienen un papel central en el desarrollo de sus organizaciones y de la comunidad en general.
En primer lugar, centraremos la reflexión en el concepto de economía popular, este tema abarca en gran medida los problemas de las OEP, que reflejan las dificultades entre las relaciones entre capital trabajo en una ciudad fragmentada, y en un país donde las medidas de ajuste estructural provocaron serias diferencias sociales y económicas entre los pobladores.

II. Debatiendo nuestro abordaje: tópicos conceptuales para la problemática
Podemos empezar definiendo que entendemos por OEP. Para los fines del presente texto, dichas organizaciones son las agrupaciones o asociaciones de personas dedicadas a actividades económicas, que pueden venir del comercio popular, ambulatorio o no, y de distinto rubro, que no se caracterizan por obtener altos márgenes de ganancia en sus actividades, sino por el contrario. Además, pueden emprender agrupamientos con el fin de fortalecer sus negocios y como estrategia de mercado.
Nos ocupamos de las OEP y no de los emprendimientos individuales porque pensamos que con iniciativas grupales es más fácil enfrentar los problemas de índole económico, pues no necesariamente se tiene que seguir el rumbo del individualismo en un entorno en el que los fenómenos macroeconómicos marcan la ruta de la economía nacional.
Por otro lado, estas organizaciones pueden integrar a comerciantes, productores, prestadores de servicios, o una mezcla de ellos. Las organizaciones de productores son las que, basados en un propósito (oferta de servicios a sus asociados), se organizan, establecen reglas y consiguen los medios requeridos para su producción.
Una justificación para nuestro enfoque, es que históricamente, en el país y en particular en Lima, mucho se ha logrado con el apoyo de organizaciones o agrupaciones de personas, ya sean éstas de tipo funcional, territorial, etc. El fortalecimiento de los vínculos sociales propicia un mejoramiento de la calidad de vida, tal como se ha comprobado en diversos estudios.[4]
Las organizaciones económicas de corte popular, atraen a gran cantidad de mano de obra fuera del mercado formal, y sostienen mediante su dinámica y relaciones, la compleja gama de la economía sumergida, no solo por la naturaleza del régimen tributario, sino por aglutinar a grandes masas de subempleados, que no tienen acceso equitativo a las oportunidades que se ofertan en la sociedad, ni mucho menos el privilegio de sentirse integrados mediante su participación en el mercado.
Es evidente que un factor fundamental que afecta la organización popular es la crisis económica. Sin embargo, no debemos perder de vista otras aristas y considerar que esta es la única crisis, ya que existen otro tipo de crisis que afectan a los miembros de las OEP. Como lo expresa Quijano, respecto al empobrecimiento material de los trabajadores:
la crisis (…) no solamente ha implicado el empobrecimiento material (…) sino, más profundamente, la fragmentación y la dispersión de las estructuras sociales que articulaban su lugar en las relaciones de poder y en su vida diaria. (…). En conjunto, aquello que está en crisis entre los dominados, son las condiciones sociales para generar perspectivas globales coherentes y globales de la sociedad, en consecuencia, generar discursos autónomos, o de evaluar los de otros sectores de interés social”.[5]
Como podemos ver, la crisis o las crisis afectan las formas de producir y de reproducir sentido en la vida social, no solamente de los miembros de las organizaciones en mención, sino del resto de la sociedad, incluso pone en riesgo -como señala más adelante- las instancias de negociación y presión con otros actores dentro del sistema, que a la larga puede tender a la pérdida de identidad social. [6]
Esta percepción de la crisis tiene que ver a su vez con la idea del desarrollo que se busca en la sociedad. Se suele decir que un crecimiento económico es clave para un impulso del desarrollo social, pero muchas veces se equipara el concepto de desarrollo con el de crecimiento. Son dos conceptos distintos, el primero implica mejora de calidad de vida, acceso a oportunidades, mayores coberturas sociales, etc.; el segundo versa acerca del aumento cuantitativo de algún indicador. El primero es cualitativo, el segundo cuantitativo. El desarrollo sería la administración de los crecimientos en distintas áreas. El reduccionismo del desarrollo a un mero crecimiento económico hace que a su vez crezca la desigualdad social, pues genera exclusión social y marginalidad, dependiendo de qué tipo de crecimiento económico (por inversión extranjera o subsidios) puede que no tenga impacto benéfico entre la población de un territorio. Si bien es cierto es importante el crecimiento económico, este no es central, ya que se puede estar creciendo por un lado, y por otro perder millones por un Estado burocrático, ineficiente o corrupto. Es decir; el crecimiento económico no garantiza la disponibilidad de los recursos ni mucho menos su distribución equitativa.
La marginalidad por otro lado, es fruto de cambios en la estructura productiva de la nación, y se siente particularmente en Lima, la capital del país, que ha venido recibiendo desde mediados de la década del cuarenta, las llamadas “olas” migratorias, que han poblado la ciudad y han cambiado la fisonomía y formas de relación de los pobladores con la ciudad, su forma de vivirla y la relación entre Estado desbordado y la sociedad civil.
El enfoque de desarrollo local por otra parte, es fundamental para el análisis de las OEP, ya que el desarrollo local se centra en la persona humana en el espacio local y ya no en los indicadores macroeconómicos. El desarrollo local se centra en el desarrollo humano, en un crecimiento social, cultural, político y hasta ético; en el que el crecimiento económico es solo un medio para llegar a dicha meta. El desarrollo local se basa en el aprovechamiento de las capacidades locales de los actores, y de su participación en el diseño de políticas para el gobierno de su territorio, es decir, privilegia un desarrollo endógeno. Con local nos referimos a un territorio autodeterminado, y no solo a una jurisdicción política, ya que las dinámicas sociales, económicas, culturales, etc. Rebasan muchas veces lo jurisdiccional. En este caso específico nos referimos al territorio de Lima Metropolitana.
En este caso, una lectura desde el desarrollo local se hace necesaria debido a los niveles de participación de los líderes, dirigentes y miembros de las organizaciones sociales, porque a lo largo de los años han participado desde sus actuales organizaciones o desde las territoriales, en las decisiones que influenciaron la construcción de sus localidades, por ejemplo.

III. Los cambios en la forma de organización del trabajo
Para la precarización de las condiciones de trabajo de los pobladores de Latinoamérica, tanto formales e informales, además de los tratados líneas arriba, han tenido que ver factores externos, tales como el cambio de los modelos y formas de trabajar en el siglo que pasó. Desde los inicios del Fordismo hasta la era de la información y del trabajo en red, los modelos de trabajo se han vuelto flexibles, menos verticales y mas horizontales, siendo maximizados estos modelos con el uso de las tecnologías de información y comunicación (TIC), que han facilitado la hipercomunicación y el desarrollo de equipos que coexisten en una estructura, teniendo muchas veces las mismas jerarquías[7]. El cambio de la cadena de montaje industrial hacia el trabajo en red ha propiciado que el individuo se revalorice, y que no forme tan solo parte de un sistema cual engranaje, sino que ha dinamizado sus formas de trabajar, tornándolas más flexibles y exigiendo ciertamente, mayor capacidad de adaptación al cambio y propiciando la competitividad entre los mismos. Los modelos productivos que se erigían sobre la lógica de la cadena de montaje, si bien es cierto maximizaban la producción, han ido cambiando conforme ha ido cambiando la tecnología utilizada en la producción. La división social del trabajo era fundamental en momentos en que el capital humano tenía saberes parecidos y la tecnología no estaba tan desarrollada como en la actualidad[8].
A partir de la década del ochenta, con la invención del ordenador y la mejora de la tecnología productiva gracias a la ingeniería electrónica, la división social del trabajo ya no rinde como antaño. No sirve más tener un ejército de personas trabajando cada una parte minúscula de un proceso productivo; sino que el avance de la tecnología ha generado que cada vez menos gente se necesite para la producción de bienes.
Esto trajo como consecuencia, que mucha de la mano de obra antes empleada quede paulatinamente fuera del mercado laboral, ya que las exigencias de capacitación se vuelven cada vez más altas; así los nuevos empleos de esta era de la información requieren de mayor capacitación en uso de tecnologías especializadas.
La gran economía privilegia este tipo de trabajo con alta especialización y niveles de inversión, dejando de lado las cadenas productivas que antes sostenían la economía de muchas familias. La globalización del mercado ha producido a su vez, que los insumos ya no se adquieran en los territorios nacionales sino que se ha dejado esta cadena de suministro al juego del libre mercado, perjudicando así los intentos por fortalecer y ampliar los mercados internos.
Es en este contexto que las ciudades cobran mayor relevancia, y así han surgido ciudades con grandes capacidades de infraestructura y telecomunicaciones, que atraen el capital transnacional, y juegan un papel muy importante para las economías nacionales. Las grandes metrópolis se vuelven cada vez más atractivas para la población y tienden a ser polos comerciales megadiversos. La curva de crecimiento poblacional sigue en aumento en las grandes ciudades sin que el mercado de trabajo acoja a todo este gran bolsón de población que pugna por ingresar al mercado y obtener una buena calidad de vida.
Facilidades a la hora del acceso a una educación adecuada, equidad social, la creación de fuentes de empleo, evitar la precariedad en el mismo y la exclusión social (de los colectivos más desfavorecidos como jóvenes, inmigrantes, mujeres, disminuidos), distribución equitativa de la riqueza, erradicar la pobreza, y, consiguientemente mejorar las condiciones de vida de la población, son factores importantes a tener en cuenta a la hora de elaborar un programa de desarrollo local adecuado, equilibrado y sostenido, que fomente la inclusión[9].
Y estos pasa en todos los ámbitos territoriales, pero es en las ciudades, que son cada vez más independientes, autónomas y con otro tipo de responsabilidades, las que son llamadas a promover procesos de desarrollo tomando en cuenta todas estas condiciones preexistentes, tanto a nivel interno como externo. Por ello algunos hablan de lo glocal (Robertson: 1992), refiriéndose con ello a que desde las ciudades se debe actuar local y pensar global, tomar las decisiones en los territorios micro de acuerdo a las tendencias del sistema mundo, tanto económicas, políticas, energéticas, financieras, etc.

IV. La organización popular y el contexto
A partir de la década de los noventa, el Perú sufrió una serie de medidas de ajuste y reforma estructural de la economía. Estas reformas se dieron a partir de las políticas de liberalización de la economía dictaminadas desde los Estados Unidos por los organismos financieros internacionales en 1989. La orientación de estas reformas buscaban un reordenamiento de las economías mundiales en general y latinoamericanas en particular, para ampliar los mercados internos nacionales y permitir el ingreso de los productos de las empresas transnacionales[10].
En el país este ajuste se impuso en un nuevo tipo de escenario político, que impulsaba la reinserción en el sistema económico mundial teniendo como bandera un discurso que privilegiaba lo técnico a lo político, y que posteriormente no atenuó esfuerzos por seguir a pie juntillas lo dictaminado por los organismos internacionales, en aras de un ordenamiento hacia fuera en lo económico y el desarrollo de un sistema que cada vez más privilegiaba un régimen presidencialista.
En este contexto, la economía se orientaba cada vez más hacia el sector terciario, produciéndose entre otras cosas, una disminución de los índices de empleo, una precarización de las condiciones laborales, un incremento del sector informal y el surgimiento de economías subterráneas que transformaban todas ellas las dinámicas económicas en el territorio peruano.
Así, en determinados espacios se aglomeran los microempresarios en clusters[11] específicos, pero conservando la heterogeneidad en las formas de producción, marketing y servicios al cliente. No se han homogenizado las grandes y diversas formas de producir, sino que por el contrario, se han diversificado y extendido a lo largo de la metrópoli.
Los actores sociales que conforman estos conglomerados o agrupaciones comerciales, han encontrado en la organización una forma de enfrentar los duros retos que plantea el modelo económico peruano, queriendo con ello superar algunas barreras, apelando a las estrategias mancomunadas, rescatando el valor de la solidaridad pero reproduciendo una lógica de organización que algunos dicen viene de contextos andinos.[12]
Por otro lado las organizaciones de la sociedad civil[13] han cobrado un auge a partir de la última década. Como sabemos, la presencia y fortalecimiento de la misma data desde inicios de la urbanización de Lima, ésta se ha fortalecido y cobrado mayor dinámica a partir de la década de los setenta, en la que el Gobierno Militar apadrinó ciertas formas de organización, especialmente desde el SINAMOS[14]. Si bien es cierto durante esta época la participación de las organizaciones fue dirigida y orientada, posteriormente, durante la década del ochenta, la densidad organizativa aumentó y se hizo más independiente del poder estatal. Con el retorno de la democracia y el ejercicio de las elecciones municipales, la vida barrial – distrital comenzó a fluir nuevamente hacia los caudales de la independencia y la participación.
Con todo, las organizaciones que formaban la sociedad civil enfrentaban el auge participativo de inicios de la década del ochenta, impulsaba desde los gobiernos locales mediante las nuevas formas de participación -como la de los Cabildos Abiertos- pero pronto se enfrentaron a la dura crisis económica de inicios de la década de los noventa. Como sabemos, en el Perú las medidas de ajuste propuestos por Williamson en el denominado Consenso de Washington (1989) fueron aplicadas de una manera radical durante el Gobierno de Alberto Fujimori, debilitando la ya precaria condición económica de las OEP.
Cuando la población comenzó a surgir los efectos de las reformas, la economía crecía en términos macroeconómicos por un lado, pero se incrementaban los niveles de desigualdad de ingresos entre la población, y el empleo se orientaba hacia la terciarización, es decir; se dejaron de lado los emprendimientos productivos para el crecimiento de las actividades de servicios.
La orientación desde el Estado era escasa o difusa, y hasta la fecha no se ha logrado diseñar una política que oriente el desarrollo económico de las microempresas, que dan trabajo a más del 70% de la población.

· Conexiones y desconexiones
Las grandes organizaciones sociales, se limitan con el paso de los años a realizar funciones de asistencia, mientras se debilitan las organizaciones sindicales y grandes entidades gremiales, que van dejando un vacío aún no copado. Los partidos, se alejan de los sindicatos conforme cunde el descrédito de lo político durante la década del noventa, lo que va cerrando el círculo entre la desconexión de las autoridades con la población, la deriva en la que se encuentran los otrora grandes gremios y las empresas pequeñas que no cuentan con un respaldo estatal sino que se ven amenazadas por la crisis económica producida por la implantación del modelo neoliberal. Es así que en lo político, también se da esta desconexión, a pesar de que para mediados del año 2000 los mecanismos de participación se van recomponiendo progresivamente y estableciendo estrategias para conformar una opción política y de gestión desde la sociedad civil. Esta sociedad civil se involucra en los espacios progresivamente, y tiende a empoderarse en los procesos de gestión y gobierno, todavía con algunas resistencias a las prácticas democráticas.
Algunos problemas acusados en los espacios participativos, que hay que mencionar, son por ejemplo que, a pesar de que Paniagua – ex presidente de la República- le atribuyó un rol central a la Mesa de Concertación de Lucha Contra la Pobreza, contradictoriamente las funciones de la MCLCP son duplicados con los Consejos Coordinación Local y los Consejos Regionales Locales, según establece la Ley Orgánica de Municipalidades.

V. Características de la asociatividad en las OEP
La forma de asociación entre empresas locales, gremios, etc., requiere de altas dosis de confianza, que a lo largo de los años ha ido en aumento por las continuas decepciones del modelo de exclusión, por ejemplo. Esto atomiza la labor de las organizaciones, encerrándose en sí mismas y no arriesgar por nuevos canales de productos, o interrelaciones con otras organizaciones. Por otro lado, se infiere que a mayor número de miembros de una organización, mayor debe ser el nivel de desconfianza entre sus miembros, dado que es más difícil ejercer la vigilancia o control. En una organización pequeña por el contrario, esta tarea se hace más fácil, pero no necesariamente implica que haya mayor confianza que en las organizaciones de gran tamaño. La confianza entre los miembros es pues pieza clave para lograr y consolidar objetivos comunes de las organizaciones, y para hacer uso de sus capitales sociales.
En las OEP un objetivo bastante común es la meta de obtener un local propio. Este es un tema central en la discusión de los problemas de la economía popular. Muchas veces los integrantes de OEP están en una precaria situación física y legal en los locales que ocupan, y ciertamente, se ven expuestos a las amenazas del entorno, y a prácticas de competencia desleal[15], sin tener la más mínima protección del Estado.
La institucionalidad es importante para el accionar de estas organizaciones. Pero no necesariamente se entiende lo mismo por institucionalidad desde las organizaciones y desde el poder local o desde otras instancias de la sociedad civil. Toda organización requiere un ordenamiento o establecimiento de reglas claras para empezar a operar, al menos en el mejor de los casos, es por ello que para estas organizaciones, los requisitos para ser miembro de la organización forman parte de un estatuto u otro documento.
Otra característica de las OEP es que en ellas la mayoría de miembros no pague la cuota de afiliación respectiva, dicha situación estriba en que no hay una sanción efectiva y determinada en el reglamento de cada organización por no hacerlo. Si bien se puede tener un registro de los requisitos de afiliación en una suerte de estatutos, puede que las sanciones por no pagar las cuotas estén también estipuladas pero sea complicado exigir el cumplimiento y ejecutar las sanciones. La institucionalidad de las organizaciones deriva entonces en su poder de hacer cumplir las leyes internas de cada organización
Por otra parte, el manejo del capital financiero de las organizaciones es importante en la medida en que puedan canalizar dicho capital en objetivos consensuados por los miembros de la organización. Esto a pesar de que un gran porcentaje de ingresos del fondo se invierte en representación dirigencial. Lo que nos lleva a pensar en la cuantía de las cuotas fijadas, cuyos montos deben ser exiguos por la evidencia de que en su mayoría cubren montos de movilidad y representación.
El rol de las ONG ha cobrado cada vez mayor importancia en el panorama local. Es conocido que en alguna de sus tareas reemplazan los vacíos del Estado a lo largo del territorio, y muchas veces influyen en el camino a seguir para la implementación de tal o cual política. Las OEP no están ajenas a las dinámicas de las ONG y suelen ser beneficiarios de las capacitaciones que ofrecen en dichas instituciones. Lo que nos lleva a afirmar que en términos de costo-efectividad, las organizaciones económicas populares están mucho más cerca de estas organizaciones no gubernamentales, si comparamos el nivel de cercanía para la Municipalidad. Hay que decir que algunas ONG en algunos casos, han sido las promotoras de la génesis de muchas de estas OEP.
Podemos decir que en la medida en que la relación entre las OEP y los otros tipos de organización (que no sean ONG ni parte del Estado) no prosperen, los acercamientos serán de corte instrumental, en los que cada organización pensará específicamente en su beneficio de aliarse o relacionarse y en la que los procesos serán de menor plazo que en un acercamiento si se puede mas solidario. Hemos notado que esta forma de encarar la organización sesga una visión más amplia y a la vez integral de las agendas de cada organización.
Con respecto a la participación en procesos locales, los miembros o directivos de OEP ya que pueden participar como organización o como ciudadanos individuales en el proceso de presupuesto participativo, pero este proceso no los involucra por largo tiempo y con cierto nivel de compromiso como sucede en el CCL. Hemos encontrado a su vez ex miembros de CCL que son dirigentes de sus organizaciones, y que participaban cuando empezaron estas dinámicas en los municipios.

· Objetivos comunes
En este punto trataremos de reflejar algunas de las condiciones de las organizaciones económico populares en general, y en particular hacer hincapié en sus formas de ver la propia organización en el futuro. Las visiones de desarrollo y las preocupaciones del día a día se conjugan para dar forma a la agenda de la organización, que puede ser encaminada hacia algún objetivo específico en un determinado plazo o estar ocupada con los problemas y vicisitudes del día a día.
La primera pregunta de esta sección, es acerca de los objetivos de la organización, distinguimos los objetivos de la organización en la procura del bienestar de los miembros. Encontramos que el tema más saltante que funciona como objetivo de la organización, es el de la capacitación. Se entiende que la organización debe procurar satisfacer la demanda de capacitación en diversos temas de los miembros de la organización, canalizando tal vez la oferta metropolitana y estando atenta a nuevas convocatorias.
Otro objetivo capital de cada organización, es el de promover la exportación de los productos. Al parecer, con el auge del tema del comercio internacional, las organizaciones se quieren plegar a esa corriente, pero más aún, el advenimiento del Tratado de Libre Comercio entre Perú y Estados Unidos, les sirve a las organizaciones para mirar hacia adentro, es decir; para realizar un seria diagnóstico y caer en cuenta de las limitaciones y potencialidades de cada organización, que podría aprovechar el tratado.
Como hemos visto, existe una relación bastante cercana de las ONG con las OEP, sin embargo, dichos contactos no suelen ser sostenibles en el tiempo, sino que mas bien son por periodos cortos. La demanda de capacitación implica tal vez que se diseñen proyectos de capacitación de mayor duración. Y no solo desde las ONG sino desde el Estado en cualquiera de sus estratos.

· Una mirada a la agenda
De acuerdo a un primer análisis, las organizaciones manejan en un primer momento, la idea de la organización solo como elemento de fortalecimiento y consolidación como pequeños empresarios, es decir que la organización es el puente que les permitiría tener apoyo técnico, crediticio e institucional para hacer crecer sus negocios. La mayoría de las agendas de cada organización abarcan y apuntan a procesos de índole interna (consolidación de la organización, mejorar sus niveles de producción, ampliar sus mercados) llevándoles a establecer relaciones y alianzas con ONG u otras instituciones solo por la posibilidad de acceso a capacitación, créditos o promoción de sus productos, etc. En ese sentido, los socios en general harían un uso instrumental de la organización.
Podría explicarse desde diversas entradas como la escasa cultura ciudadana y organizativa del país, que los espacios de participación estuvieron por mucho tiempo centrados en actividades sindicales y en los partidos políticos o reducido a ciertos actores, a la esa especie de caudillismo institucionalizado, seguir a un líder o lideres que son quienes se encargaran de encaminar la organización; pero debemos tomar en cuenta que aún son organizaciones en proceso formativo[16] y muchos de sus miembros salvo algunos dirigentes tienen escasa experiencia organizativa[17].
Otro factor que es necesario considerar es que el fortalecimiento de las capacidades en una organización no se logra debido a la búsqueda de objetivos inmediatos. Y al no haberse cumplido por diversas causas, ha producido una especie de desilusión y confianza del poder de organizarse, causando la diseminación de la participación dentro de este espacio sumándose también diversos conflictos personales, la incapacidad de conjugar intereses personales con los de grupo, inconstancia para asistir a las reuniones, incapacidad de asumir tareas dentro y fuera de la organización y ultimo tener la visión de que pertenecer a la organización como un proceso transitorio hacia la consolidación de sus objetivos empresariales, perdiendo el potencial que les podría ofrecer estos espacios de considerarlos desde otros punto de vista.

VI. Sugerencias y reflexiones
El camino a seguir por las organizaciones es el fortalecimiento de cada una de ellas, la convergencia entre objetivos personales y grupales que impida la posibilidad de conflictos internos, también está el reconocerse así mismos como actores, promotores y lideres de este espacio, este elemento permitiría de alguna manera, la tan ansiada consolidación y permitiría un real campo de ejercicio ciudadano, mediante la organización, coordinación, elaborando y elevando propuestas que involucren procesos internos y externos, y por ultimo reconocerse promotores de desarrollo de sus localidades no solo a través de una oferta productiva, sino también social.
También es cierto que un reto del desarrollo local es en definitiva, una eficiente colaboración entre el sector público y privado (gobierno local, empresas, ONG´s…), una articulación nacional/regional/local que optimice la cooperación interinstitucional es totalmente necesaria de cara a la implementación de políticas de desarrollo local. Las políticas de desarrollo local deben realizarse desde y para lo local, porque es el Gobierno Local quien mejor conoce el potencial de recursos existentes en el municipio y la problemática y necesidades más urgentes de la población, eso sí, teniendo en cuenta los factores nacionales y supranacionales: “pensar global, actuar local”.

VII A manera de conclusión
Desde la sociedad civil organizada, hay instituciones u organizaciones que se involucran o comprometen con las asociaciones de productores y comerciantes, al asumir conjuntamente el objetivo central de una estrategia de desarrollo local: favorecer, consolidar el espíritu de empresa y mejorar el nivel de vida de los pobladores y asociados. Son varios los actores que colaboran con el desarrollo de las OEP.
Las ONG también favorecen y consolidan el espíritu de empresa, al brindar asistencia técnica, legal y financiera a las asociaciones o gremios de comerciantes y productores; quienes reúnen una serie de capacidades y recursos valiosos. También se suman las universidades, que han emprendido programas de proyección social o de asesoría empresarial, al igual que algunos municipios, aunque, algunos espacios desde la sociedad civil, espacios de concertación por el desarrollo económico, han surgido en estos últimos años. El Consejo de Desarrollo Económico Local, es por ejemplo uno de estos espacios, que reúne a microempresarios del cono norte –y ahora de Lima Sur- que se preocupan pro el desarrollo económico local de Lima, en particular del norte de la ciudad, y forman parte, junto con otras ONG y Municipalidades distritales, del equipo que está elaborando el Plan de Desarrollo Económico de Lima Norte. Por citar un ejemplo.

VIII. Bibliografía
Adams, Norma y Néstor Valdivia, 1991, Los Otros Empresarios: ética de migrantes y formación de empresas en Lima. Instituto de Estudios Peruanos.
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De Rivero, Oswaldo; 2001 El mito del desarrollo: los países inviables en el siglo XXI. Fondo de Cultura Económica. Lima (Segunda edición).
Kliksberg, Bernardo 2004; Más ética más desarrollo. Editorial Temas. Buenos Aires.
López Ricci, José y Jaime Joseph A., 2002, Miradas individuales e imágenes colectivas: dirigentes populares: límites y potenciales para el desarrollo y la democracia. Alternativa, Lima.
Manrique, Nelson 2006 VI Seminario Análisis y perspectivas de la educación peruana. Pontificia Universidad Católica del Perú. Desafíos para educar en un mundo de incertidumbres. Del 21 al 24 de marzo del 2006.
Marín Diaz, Luis y Jaime Joseph A. 2006; Estudio sobre organizaciones económicas populares y procesos de desarrollo económico local en Lima Metropolitana (en prensa). Alternativa, Lima.
Marín Diaz, Luis 2007; Estudio de competencias y capacidades de organizaciones económicas y sociales en Lima Metropolitana (en prensa). Alternativa, Lima.
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Robertson, Roland; Globalization: social theory and global culture. Londres; Sage, 1992.
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NOTAS
[1] Este trabajo se basa en la información recogida en un estudio de capacidades y competencias de las organizaciones económicas populares de Lima Metropolitana, para el Centro Alternativa. Agradecemos de antemano las facilidades brindadas para el uso de la información.
[2] En adelante OEP.
[3] No ceñimos el análisis solo en los dirigentes de las OEP, sino que consideramos los testimonios de algunos líderes de opinión dentro de cada organización, ya que se puede así contrastar a “versión oficial” de la real, teniendo en cuenta que, muchas veces, los líderes de opinión dentro de una organización popular, destacan por su experiencia previa –como dirigentes de esa u otras organizaciones- y su ascendencia entre el resto de miembros.
[4] Véase Kliksberg 2004, quien muestra algunos estudios que utilizan correlaciones estadísticas para probar esta relación.
[5] Quijano 1998: 18.
[6] Ibidem.
[7] Véase Manrique, Nelson; 2006.
[8] Ibidem.
[9] Es precisamente esta necesidad de inclusión social, la que se ha visto negada en el país, pues en la actualidad, muchas personas viven y se autodefinen como excluidos, en medio de un clima político adverso donde la representatividad está cada vez más en duda. Prueba de este sentimiento de exclusión podría ser el resultado de la primera vuelta electoral presidencial del 2006, en la que las zonas andinas y algunas de la parte selva votaron por el candidato Humala, portador de un discurso confrontacional y reaccionario ante el sistema. Parte de la responsabilidad del resultado, está en que en estos territorios es patente la ausencia del Estado, en cualquiera de sus formas, propiciando la exacerbación de necesidades y demandas que pueden no estar acordes con el sistema político.

[10] De Rivero: 2001.
[11] Los clusters son formados por empresas proveedoras, auxiliares y afines, que configuran un sistema local de empresas competitivas, generan aglomeraciones, organizan y estructuran el territorio y “ayudan a competir” a las empresas que se localizan en él. (Vázquez, 1997:12)
[12] Adams y Valdivia: 1991.
[13] Entendemos el concepto de sociedad civil como aquella que es formada por las organizaciones populares, asociaciones, fundaciones, organizaciones no gubernamentales, etc. Si bien es cierto existen diversas aproximaciones al concepto (las organizaciones que no son parte del Estado, solo las ONG, solo las organizaciones que no son parte del Estado ni de las ONG) elegimos la primera definición para los fines de este estudio.
[14] El Gobierno de Velasco Alvarado (1968 - 1975) implantó el Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización Social (SINAMOS) como organización que pretendía canalizar la participación popular “promoviéndola” desde el Estado.
[15] Si bien en este texto no hacemos diferencias formales entre miembros formales e informales de OEP. Cabe mencionar que por ejemplo, las asociaciones de mercados ven con impotencia como el perímetro de los mercados es invadido por ambulantes –las más de las veces organizados que formando un cinturón alrededor de los puestos venden los mismos productos que al interior, produciendo que se genere una gran dinámica al exterior pero que por el contrario, al interior del mercado, se expenda lo mínimo a los ocasionales clientes.
[16] Se dice de las organizaciones que están en procesos formativo porque en la metrópoli son muy pocas las que tienen más de diez años de vigencia.
[17] Hemos notado, tal como otros han notado con los alcaldes rurales de provincia, que está produciéndose una renovación dirigencial muy lenta, en la que algunos inexpertos nuevos dirigentes -no necesariamente jóvenes- están tomando la batuta de sus organizaciones.