lunes, 27 de septiembre de 2010

La perspectiva de género en los proyectos de desarrollo y en las políticas sociales

Por: Lic. Luis Marín
lmarin@socialconsultores.com

La aplicación del enfoque de género a las políticas públicas encierra diversos desafíos que tienen que ver con el relativamente nuevo enfoque y con el proceso mismo de diseño y gestión de las políticas sociales, tanto que algunos autores describen a este proceso como el de una “caja negra” ya que no se sabe quienes participan en su diseño (Portocarrero y Romero; 2000). Por otro lado, a lo novedoso del enfoque se suma el hecho de que no se ha ampliado la discusión a nivel nacional sobre las consideraciones de género y que muchos de los encargados del diseño de las políticas tienen nociones limitadas –o no las tienen- respecto al mismo. Al respecto, Anderson (Anderson citado por Arraigada; 1999, p. 118) afirma que en el diseño de políticas se encuentran dificultades como la inexistencia de procedimientos ni prácticas estandarizadas para llevarlas a cabo.

Afortunadamente, en la actualidad se están produciendo mayores interacciones (académico - políticas) y debates al respecto, desde organizaciones de la sociedad civil y el Estado. Inclusive, las primeras contribuyen con lineamientos y propuestas de políticas muy importantes para la lucha contra la discriminación por género y desigualdad.

En los proyectos de desarrollo por el contrario, ha habido un aumento en el número de indicadores acerca de la perspectiva de género o por lo menos, las consideraciones respecto a este enfoque empezaron a darse mucho antes. En este caso, las entidades cooperantes son las que han incidido en la inclusión de la temática de género en la región latinoamericana. Y en nuestro país, con su respaldo, las ONG, han ejecutado políticas en las que destacan el tema de género y han puesto en agenda temas que estaban fuera de la discusión pública, tal como sucedía con la violencia doméstica (Arraigada; 1999, p. 123).

En nuestro país, la creación del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social (MIMDES, antes PROMUDEH. El PROMUDEH se creó el 29 de octubre de 1996 mediante DL 866, teniendo como finalidad el desarrollo de la mujer y la familia, bajo el principio de igualdad de oportunidades, promoviendo actividades que favorezcan el desarrollo humano, atendiendo de manera prioritaria a los menores en riesgo.

Así, se constituyó en un hito en la trayectoria institucional nacional, ya que nunca antes una institución del más alto nivel tuvo la responsabilidad y el encargo directo de enfrentar las desigualdades de género que se manifiestan en la sociedad. Este paso es más importante aún porque dicho organismo se encargó a partir de entonces, de ejecutar programas sociales de lucha contra la pobreza, que de manera directa o indirecta, influenciaban la vida de muchas mujeres en situación de pobreza. Para entonces, ya se observaba en la agenda pública un reconocimiento de temas relevantes que antes no lo eran.

Referencias


Arraigada, Irma 2006 Dimensiones de la pobreza y políticas desde una perspectiva de género. Publicado en la Revista de la CEPAL 85. Abril.

Portocarrero, Felipe y Romero, María Elena 2000 La caja negra o el proceso de formulación e implementación de políticas públicas: el caso del PRONAA. En: Portocarrero, Felipe (ed). “Políticas sociales en el Perú: nuevos aportes”. Lima, Red para el desarrollo de las ciencias sociales.

La relación entre género y desarrollo

Por: Lic. Luis Marín
lmarin@socialconsultores.com

La idea del desarrollo ha evolucionado con el tiempo, haciéndose cada vez más compleja. A mitad del siglo pasado el desarrollo era entendido netamente como el crecimiento de la economía. Los países buscaban diferenciarse de acuerdo a la medición de índices de tipo macroeconómico. Posteriormente, el concepto de desarrollo se amplió hasta incluir los temas de desarrollo a escala humana y de medio ambiente. Se empezó a hablar de desarrollo sostenible para afirmar que el desarrollo actual debía garantizar la sostenibilidad de las generaciones futuras, es decir, que el modelo no debía agotar los recursos hoy, sino preveer el futuro de las siguientes generaciones.

Lo que denominamos la evolución o complejización del concepto de desarrollo, responde a un aumento de sus contenidos, que buscan integrar diversas dimensiones: económicas, culturales, religiosas, política, ética, etc. Con el paso de los años y la complejización del concepto, el desarrollo incluyó la problemática del género, definida como la búsqueda de igualdad de oportunidades entre los sexos y del respeto de las identidades sexuadas.

Este proceso no ha sido sencillo, y ha estado acompañado de movimientos sociales crecientes como el feminismo, que se hicieron más visibles en la esfera política, cultural y académica de los países de la región. De esta manera, el desarrollo complejiza sus contenidos -puede tomarse como un indicador de este proceso de complejización al Índice de Desarrollo Humano (PNUD), que es un índice compuesto por tres índices que miden la longevidad, el nivel educacional y el nivel de vida- hasta integrar muchas de las dimensiones que conforman el desarrollo humano (Boisier; 2002, p. 9).

Referencias

Boisier, Sergio 2002 ¿Y si el desarrollo fuese una emergencia sistémica?. Instituto de Desarrollo Regional. Documento de Trabajo N° 6.

La Cumbre del Milenio y la perspectiva de género

Por: Lic. Luis Marín
lmarin@socialconsultores.com


Las Naciones Unidas desde la década del cuarenta promovía la incorporación de la lucha contra la discriminación para propugnar la equidad entre hombres y mujeres.


En Septiembre del año 2000 se llevó a cabo un evento sin precedentes, la Cumbre del Milenio. En ella se llegaron a definir ocho grandes objetivos que debían ser cumplidos por los 189 países que participaron en dicha reunión. La fecha planteada para el logro de dichos objetivos fue el 2015.

A continuación reproducimos los ocho objetivos de desarrollo del milenio (ODM), como se les empezó a denominar desde entonces (PNUD; 2009):

Objetivo 1: Erradicar la pobreza extrema y el hambre
Objetivo 2: Lograr la enseñanza primaria universal
Objetivo 3: Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer
Objetivo 4: Reducir la mortalidad infantil
Objetivo 5: Mejorar la salud materna
Objetivo 6: Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades
Objetivo 7: Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente
Objetivo 8: Fomentar una asociación mundial para el desarrollo

Dentro de estos objetivos, el tercero se refiere específicamente a promover la igualdad entre los géneros. La cumbre se propone con este objetivo el eliminar las desigualdades entre los géneros en la enseñanza primaria y secundaria, preferiblemente para el año 2005, y en todos los niveles de la enseñanza antes del fin del año 2015.

Los objetivos de desarrollo del Milenio en el tema de género, apuestan por un cambio en la enseñanza de primer nivel, con el objetivo de que a partir de este cambio, las generaciones futuras reproduzcan y mejoren las condiciones en las que se han desarrollado. La apuesta por cambios en la jerarquía de poder entre los sexos son cambios de largo aliento, que requieren del esfuerzo de los estados miembros y de indicadores eficaces que reflejen los avances de cada país en ese aspecto.

La preocupación por la igualdad de los géneros, trasciende las fronteras nacionales y se convierte en una preocupación mundial, ya que estas condiciones de desigualdad perjudican el desarrollo de la población femenina y por ende el de sus países. Además, debido a que en la mayoría de los casos son las mujeres las que se encargan del cuidado del hogar, cualquier deterioro en sus condiciones de vida repercute directamente con el destino de las futuras generaciones.

Entonces, la lucha por la igualdad se convierte en una prioridad que debe ser asumida por los estados y reflejada en la implementación de sus políticas. Sin embargo, y como ya hemos mencionado en la sección anterior, existen grandes dificultades para la implementación de la categoría de género en las políticas públicas. Por ello, el tema cobra cada vez mayor relevancia.


Referencias


PNUD 2009 Objetivos de desarrollo del milenio – ODM (http://www.undp.org/spanish/mdg/basics.shtml). Revisado en Agosto de 2009.

Conceptualizando la perspectiva de género

Por: Lic. Luis Marín
Correo: lmarin@socialconsultores.com


La equidad de género, conceptualmente, es un enfoque que evidencia las desigualdades existentes entre varones y mujeres. Este enfoque plantea modificar las asimetrías en las relaciones de poder que afectan a las mujeres. De esta forma se garantizaría el mayor acceso de ellas a recursos y oportunidades que mejorarían su calidad de vida.

La apuesta por la equidad de género debe ser un compromiso de los Estados ya que el incremento de la calidad de vida de las mujeres impactaría positivamente en las familias, y en el desarrollo de las naciones.

Sin embargo, la categoría género encierra diversos contenidos, ya que posee cargas de índole cultural, político y normativo (Scott; 1996, p. 289). Así, en él se reflejan las tradiciones y trayectorias culturales de la interrelación entre varones y mujeres, la posición en la esfera pública de los mismos y las consideraciones referidas a las normas de convivencia social.

Otra de las consideraciones que hay que tener en cuenta cuando se habla de género, es el de las identidades sexuadas, ya que el género siendo la construcción cultural de los cuerpos sexuados, admite diversas identidades que no se encasillan en la dicotomía masculino – femenino, sino que se remite incluso a construcciones identitarias inter y transgénero. La categoría género se relaciona con otras problemáticas y definiciones tales como identidad, cuerpo y sexo. No nos explayamos al respecto por cuestiones de espacio. Para un desarrollo mayor del concepto y de dichas relaciones véase De Barbieri (De Barbieri; 1995).

Es por ello que el género debe considerarse como transversal en el estudio de los procesos sociales, dada su complejidad y dificultad para el diseño de políticas integrales articuladas, que consideren las diferencias antes mencionadas.

Referencias

De Barbieri, Teresita 1995 Certezas y malos entendidos de la categoría género. En Materiales de género. Diploma de Estudios de género de la PUCP.

Scott, Joan W. 1996 El género: una categoría útil para el análisis histórico. En: Lamas, Marta (Compiladora). “El género: la construcción cultural de la diferencia sexual” PUEG, México. 265-302p.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Bases teórico científicas de la participación ciudadana

Por: Lic. Luis Marín
lmarin@socialconsultores.com

Empezaremos con las teorías estructuralistas perfiladas por Anthony Giddens en las nuevas reglas del método sociológico. La teoría de la “estructuración” formulada por Anthony Giddens en los años setenta y expuesta plenamente en su obra: La Constitución de la Sociedad (Giddens, 1984), intenta no sólo conceptualizar el dualismo “estructura-agencia”, sino que ofrece una manera de vencer este dualismo afirmando que la estructura misma es dual: la dualidad de la estructura.

Es así como Anthony Giddens va a la vanguardia en formular una teoría que da cuenta de un fenómeno muy poco trabajado dentro de las ciencias sociales: la modalidad en que los sistemas sociales se constituyen a través del tiempo y del espacio . Para avanzar hacia esta dirección, reformula el trabajo del geógrafo sueco T. Hägestrand y desarrolla el concepto “locale” para delimitar el espacio que proporciona un contexto para la interacción humana y se constituye en el elemento básico para determinar la zonificación de las interacciones sociales rutinarias. Un elemento central en la teoría de la estructuración, son las prácticas sociales que se suceden en el espacio-tiempo (Giddens, 1984, 10-139).

Además, debemos considerar dos entradas teóricas que privilegian el rol de los actores: el desarrollo local y el empoderamiento. El Desarrollo Local, habla de “Proceso de desarrollo humano integral que parte y se verifica en espacios locales en los que las personas se encuentran y relacionan entre sí y pueden crecer en seis dimensiones, lo social, económico, político, cultural, ético, ecológico” ; otro concepto desarrollado es “proceso concertado de construcción de capacidades y derechos ciudadanos en ámbitos territoriales político administrativos del nivel local, que deben constituirse en unidades de planificación, de diseño de políticas, estrategias y proyectos de desarrollo en base a los recursos, necesidades e iniciativas locales” . Ambos casos evidencian que si el proceso de desarrollo de carácter integral se circunscribe a un territorio específico estamos hablando de Desarrollo Local que no significa distrital, provincial o regional, sino es un espacio físico, que “puede ser un barrio, una zona, una micro región, un país, en donde existan un conjunto de elementos en interacción dinámica, localizado dentro de los límites...” , en este caso específico nos referimos al espacio de Lima Metropolitana.

El desarrollo local entonces, privilegia un tipo de desarrollo, el desarrollo endógeno, es decir; considera las potencialidades y a los actores de cada territorio, e invita a una participación activa de los mismos en los procesos diversos que enfrentan las ciudades. En este caso, una lectura desde el desarrollo local se hace necesaria debido a los niveles de participación de los líderes, dirigentes y miembros de las organizaciones sociales, porque a lo largo de los años han participado desde sus actuales organizaciones o desde las territoriales, en las decisiones que influenciaron la construcción de sus localidades.

Por otro lado, se resalta al ser humano, entendiéndolo no sólo como objeto sino también como sujeto de su propio desarrollo, donde las capacidades humanas se generen adecuadamente y exista la capacidad de toma de decisiones que permitan insertarse exitosamente en espacios mayores a su ámbito de intervención, estas decisiones se darán en todos los sectores tanto públicos como privados, buscando actuar de manera coordinada y consensuada para alcanzar el desarrollo armónico. Este desarrollo implica el uso adecuado y sostenible de los recursos de un territorio (humanos, financieros, de infraestructura, etc.).

Y estos pasa en todos los ámbitos territoriales, pero es en las ciudades, que son cada vez más independientes, autónomas y con otro tipo de responsabilidades, las que son llamadas a promover procesos de desarrollo tomando en cuenta todas estas condiciones preexistentes, tanto a nivel interno como externo. Por ello algunos hablan de lo glocal (Robertson: 1992), refiriéndose con ello a que desde las ciudades se debe actuar local y pensar global, tomar las decisiones en los territorios micro de acuerdo a las tendencias del sistema mundo, tanto económicas, políticas, energéticas, financieras, etc.

Por otro lado, el empoderamiento proviene del verbo en inglés empower, asociado a la idea de que una persona ejerce poder. En la realidad latinoamericana, sin embargo, el significado depende del contexto social y político en el cual se aplique. Los términos castellanos mejor asociados al concepto de empoderamiento son: autofortalecimiento, control, poder propio, autoconfianza, decisión propia, vida digna de acuerdo con valores, capacidad para luchar por derechos, independencia, tomar decisiones de manera autónoma y ser libre, entre otros.

Según el Banco Mundial, el empoderamiento implica tres procesos fundamentales: (i) la transformación de la pasividad en acción, (ii) el desarrollo del poder de una persona o comunidad sobre sí misma, y (iii) el descubrimiento de la realidad para fortalecer capacidades y superar dificultades .

En una perspectiva más amplia, empoderamiento significa aumentar la autoridad y el poder del individuo sobre los recursos y las decisiones que afectan su vida; la expansión de la libertad de escoger y actuar sobre las circunstancias socioeconómicas y políticas que lo afectan. En la medida en que los pobres comienzan realmente a escoger y decidir cómo enfrentar sus problemas, van incrementando el control sobre sus propias vidas.

De acuerdo con este punto de vista, el empoderamiento se refiere al incremento de los activos y las capacidades de grupos e individuos diversos, con el objetivo de participar, negociar, influir y controlar aspectos que afectan su bienestar.
Para lograr el empoderamiento es necesario promover el desarrollo de capacidades individuales y colectivas de la población, de modo que éstas aprovechen las oportunidades que el entorno les brinda , permitiéndoles contar con bienes y servicios para acceder o mantener un nivel de vida adecuado. Este desarrollo de capacidades debe estar acompañado de una expansión de las mismas para poder elegir y actuar.

En este sentido, empoderar implica remover aquellas barreras institucionales formales e informales que impiden a los individuos emprender acciones para aumentar su bienestar y limitan sus capacidades de elección .

El empoderamiento contempla cuatro aspectos claves para lograr la remoción de las barreras económicas, sociales, políticas y culturales que obstaculizan la capacidad de los individuos de elegir y acceder a oportunidades: (i) acceso a información, (ii) inclusión y participación, (iii) responsabilidad o rendición de cuentas, y (iv) capacidad organizativas locales.

El acceso a información se torna un elemento clave para el empoderamiento, en tanto que los ciudadanos informados están mejor preparados para aprovechar oportunidades, obtener servicios, velar por sus derechos, asumir sus deberes, negociar eficazmente, y controlar las acciones del Estado y de los actores no estatales. Es necesario que las poblaciones pobres cuenten con información relevante, oportuna, clara y comprensible para que puedan actuar de una manera adecuada.

El empoderamiento, utilizado como medio para alcanzar un mayor desarrollo, requiere de una inclusión social que permita la eliminación de obstáculos institucionales y, a la vez, el desarrollo de incentivos que aumenten el acceso de diversas poblaciones a oportunidades de desarrollo, capacidades y activos.

Es precisamente esta necesidad de inclusión social, la que se ha visto negada en el país, pues en la actualidad, muchas personas viven y se autodefinen como excluidos, en medio de un clima político adverso donde la representatividad está cada vez más en duda.

Algunos estudios sobre participación ciudadana, ciudadanía y ciudad

Por: Lic. Luis Marín
lmarin@socialconsultores.com


Los estudios que se ocupan de los procesos participativos de la década del ochenta, fueron motivados principalmente por el auge de la participación popular en una década en la que los gobiernos de izquierda detentaban el poder e innovaron en el Gobierno local, por sus propuestas participativas ciertamente inclusivas, aunque no necesariamente efectivas. Algunos de los estudios más representativos de esa época pueden ser los de Henry Pease (Construyendo un gobierno Metropolitano: políticas municipales 1984 - 1986), o el de calderón Cockburn (Izquierda y democracia: entre la utopía y la realidad. Tres municipios en Lima). Este último es de particular importancia para nuestros intereses ya que estudia los procesos participativos en tres distritos de Lima, uno de ellos es San Martín de Porres. Además revisaremos lo trabajado en Conquistadores de un nuevo mundo: De invasores a ciudadanos en San Martín de Porres, publicado en 1986 por el Instituto de Estudios Peruanos. Esta obra que reúne a Carlos Iván Degregori, Nicolás Lynch y Cecilia Blondet.

Cockburn y Villanueva (Izquierda y democracia: entre la utopía y la realidad. Tres municipios en Lima) tratan de describir y caracterizar tres municipios en Lima Metropolitana, que tienen como característica común el haber elegido a gobernantes de la llamada Izquierda Unida en las elecciones de 1980, las primeras elecciones democráticas de alcaldes desde la década del sesenta. Lo más resaltante del estudio de estos autores, es que describen detalladamente la raíz izquierdista de los burgomaestres que se suceden durante tres periodos consecutivos, y establecen que, de acuerdo a la relación con el partido y sus facciones, se construye una forma particular de relacionarse con los ciudadanos. En esta publicación también se destaca el proceso en que la crisis económica va mellando las formas de hacer política desde el gobierno local, y además, las formas en que la población responde a los problemas distritales, llevando a cabo procesos de movilización sinal que responden precisamente a lo álgido de sus carencias. Es de particular interés para nosotros, este último punto, ya que se considera como antecedente directo a la participación auspiciada por el gobierno local y comprendida en la legislación de esta época. Rescatamos el esfuerzo de los autores por entregarnos un panorama mas o menos claro de las formas en que la población buscadaza su inclusión a la ciudad mediante la exigencia y acción para la consecución de sus derechos sociales.

El texto compilado por Pease: Construyendo un gobierno Metropolitano: políticas municipales 1984 – 1986, podría decirse que es una revisión de la primera respuesta de los gobiernos locales luego de tres años de experiencia democrático participativa, esta obra, según Pease, “es un intento de repensar las políticas municipales diseñadas y aplicadas en un período de gobierno local, el que corresponde con la administración de Izquierda Unida presidida por el alcalde Alfonso Barrantes entre 1984 y 1986”. Sin duda, pensar en la articulación de los núcleos municipales locales, desde una perspectiva metropolitana, es un ejercicio que vale la pena revisar, puesto que en el texto se destacan los programas municipales, su formulación, ejecución y su respectivo monitoreo. Este es un encuentro entre lo que se esperaba encontrar en la realidad y lo encontrado. Desde el gobierno metropolitano, se construyen también visiones y formas de entender la política, que no calzan necesariamente con la realidad de una Lima que se consolida en algunas partes, pero que conserva segmentos emergentes de población. Es decir, de una Lima no integrada y no pensada como un todo, menos desde el ámbito metropolitano, pero que está en un claro esfuerzo –la población y sus nuevas autoridades- por encontrar un sentido, una salida común que recoja las inquietudes de todos en el nuevo juego democrático.

Por otro lado, en Conquistadores de un nuevo mundo: De invasores a ciudadanos en San Martín de Porres, se hace un estudio de caso de una parte del distrito de San Martín de Porres, de la zona de Cruz de Mayo. En este interesante estudio se revisa el proceso de urbanización de Lima, que se ve reflejado en esta pequeña zona a orillas del río Rímac. Las migraciones han sido sin duda, un fenómeno a gran escala que ha cambiado la estructura de la sociedad peruana y las formas de relación entre los individuos. Muchos de los procesos de urbanización están ligados a procesos de autoconstrucción popular, en los que migrantes se hacen ciudadanos haciendo su propia ciudad. Esta idea es transversal a todo nuestro estudio, ya que creemos que es en este proceso en el que se ha reflejado las potencialidades de una población que consolidó su territorio, basándose en grandes esfuerzos organizativos, que dan cuenta a su vez de las estrategias con las que la población se relacionaba con el Estado.

Los estudios de la década del noventa han sido numerosos y frondosos, han abarcado un sinnúmero de manifestaciones de movilización popular, que de alguna manera nos sirven para contextualizar la etapa previa de nuestro estudio, ya que es precisamente el factor de lo que se ha llamado la década de la antipolítica, aunado con los efectos de veinte años de violencia política en nuestro país, lo que creemos ha debilitado las formas de participación ciudadana en nuestro país.

Algunos de los trabajos más significativos durante esta época, pueden ser los del Instituto de Estudios Peruanos. Empezaremos por el trabajo de principios de esta década, sobre empresarios migrantes en la “nueva Lima”, el trabajo de Norma Adams y Néstor Valdivia: Los otros empresarios: ética de migrantes y formación de empresas en Lima. Este trabajo da cuenta de las estrategias de inserción de los nuevos limeños en Lima Metropolitana, particularmente en la zona comercial de Gamarra, ubicada en el distrito de La Victoria. A partir del recojo de información mediante historias de vida, se reconstruye la trayectoria de estos migrantes que, haciendo uso de sus redes sociales (o redes de paisanaje) se inscriben en lo que podría denominarse la Lima pujante de fin de siglo. Con todas las limitaciones estructurales que conlleva un proceso de migración, estos provincianos surgen escalando paso a paso y lentamente, el camino hacia su independencia económica, pero a su vez su independencia social. Si hemos dicho que antes del noventa hubo ciudadanos que se hicieron haciendo ciudad, podemos decir que el estudio de Adams y Valdivia recoge el tránsito de una subordinación a un paulatino empoderamiento, expresado ya en algunas zonas de Lima en la que los nuevos ricos se adueñan del territorio, llevando sus costumbres, prácticas y creencias, peor más allá de ello, legitimándolas en la costa.

Otro de los textos pertinentes de revisar para esta investigación, es Cono Norte: problemas y posibilidades. Este texto apareció a principios de la década, y significa un precedente que nos acerca a la configuración de lo que hoy se denomina Lima Norte. Algunos de los temas tratados en este texto, ya habían sido explorados por Cockburn y Villanueva. En Cono Norte se describen algunas importantes formas de organización social e innovaciones en las formas de hacer política de esta izquierda ahora en el poder. A lo largo del texto se resalta el incremento de la importancia de las organizaciones vecinales, tanto para efectos de diagnóstico como por los procesos que ellas emprenden, en los que se encuentran los representantes de las organizaciones vecinales con los funcionarios municipales, sindicatos de trabajadores, y otras organizaciones. Se percibe que en la época estudiada, las diferencias no eran tan amplias entre estos grupos, y se conservaba aún el sentido de comunidad.

A finales de la década, apareció un texto compilado por Martín Tanaka. En El poder visto desde Abajo: democracia, educación y ciudadanía en espacios locales, quien a lo largo de varios textos reflexiona acerca de la democracia, de sus autores y sus características diversas, teniendo en cuenta las particularidades de cada uno de los distritos. Particularmente, en el texto sobre el caso del Agustino, Tanaka reflexiona acerca de la naturaleza de los movimientos sociales, que con la construcción de la ciudad mediante las luchas por los servicios, se va paulatinamente convirtiendo en ciudadano. Este argumento es transversal a lo largo de diversas investigaciones. El doblamiento de Lima y las formas de asentamiento se relacionan directamente con las formas de organización social y las preocupaciones con lo público.

Entre los estudios posteriores al año 2000, y que incorporan los nuevos espacios de concertación ciudadana, se encuentran dos autores que pensamos centrales para nuestro estudio: Jaime Joseph e Isabel Remy. El primero, ha venido trabajando el tema de la participación popular en el crecimiento de la ciudad a lo largo de varios trabajos. Para nuestro estudio, revisaremos La ciudad, la crisis y las salidas: democracia y desarrollo en espacios urbanos meso, publicado el año 2005, en dicho texto el autor repasa diversas experiencias de participación ciudadana sucedidas en la parte norte de Lima metropolitana, haciendo un análisis de los procesos paralelos entre lo que él llama bifurcación de nuestras ciudades y la fragmentación.
Por otro lado, Isabel Remy, en Los múltiples campos de la participación ciudadana en el Perú: un reconocimiento del terreno y algunas reflexiones, a partir de análisis de caso de diversas fuentes, nos acerca a reflexiones generales acerca del comportamiento de la ciudadanía frente a los nuevos espacios participativos, pero también nos acerca a una tipificación de los tipos de participación, frente a los viejos y nuevos espacios.

Como hemos visto, las entradas a los estudios de la participación ciudadana son variadas, de diversos tipos y con enfoques más o menos establecidos. Los estudios desde el terreno se encuentran enmarcados en análisis que surge desde lo práctico. En la mayoría de los casos, estos estudios dan cuenta de un panorama en el que el peso de la participación popular y la interacción con las autoridades reflejan las prioridades de los pobladores, en su tránsito a ciudadanos, y nos llevan de la mano por los procesos de construcción de ciudadanía, exigiendo derechos civiles, sociales, y políticos, no necesariamente en ese orden.

El rol de la participación ciudadana en la planificación urbana

Por: Lic. Luis Marín
lmarin@socialconsultores.com

La participación ciudadana en el planeamiento de la ciudad involucra los procesos de participación en cuanto a presupuestos y planificación del desarrollo. Dichos procesos se incorporaron a la administración municipal a partir de las nuevas normas promulgadas durante el Gobierno de Valentín Paniagua (Noviembre 2000 a Julio de 2001). A partir de este periodo, las administraciones municipales se vieron obligadas por ley a incorporar en la planificación presupuestal la participación popular. Igualmente sucede con la planificación del desarrollo. Toda la metodología de dichos procesos se diseñó desde el Ministerio de Economía del Perú, y se puso en práctica muy rápido. El aprendizaje sin embargo, ha sido lento, desde la administración municipal y desde los actores de la sociedad civil. Algunos de los problemas que se suceden son la escasa participación, la participación acotada por el poder local – municipal, la naturaleza de las propuestas de la población, que suelen ser elaboradas en términos de demanda mas que de propuesta, el centralismo dirigencial en el distrito, etc.

En San Martín de Porres algunas de las causas de dichos problemas son el descrédito del sistema político, expresado en los escasos niveles participativos -algunos involucrados en dichos procesos afirman que los dirigentes no representan ni el 2% de la población total del distrito-. Otra posible causa es el paso por el denominado boom tecnocrático en época fujimorista que debilitó la participación popular y elitizó en dichos técnicos el diseño de políticas locales y nacionales. A ello se suma la débil institucionalidad democrática, efecto de la década de la despolitización de las clases populares, el descrédito del sistema político y de sus instrumentos para gobernar la ciudad, la patente ausencia de partidos políticos, defectos mismos del sistema, como el hecho de que el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) no contempla las realidades locales y no busca empoderar a la población, la desorganización de la sociedad civil, que no hace posible que se generen compromisos de larga data con ellas, las viejas prácticas clientelistas desde el poder local y organizaciones ajustadas a dichas prácticas.

En general, dicho distrito se encuentra estancado, lo que se puede evidenciar con el rezago en la infraestructura, falta de liderazgo desde el poder local, carga de personal estable en la Municipalidad que la hace prácticamente ingobernable, el inadecuado manejo de los fondos de inversión, etc.

A nivel municipal, los múltiples problemas urbanos (mal manejo de residuos sólidos, desarticulación vial, etc. ) también son una pesada carga para cualquier administración, a ello se suman los funcionarios enquistados en el poder –y algunos en la corrupción- desde hace muchos años, protegidos por un sistema de “nombramientos” que hace imposible la remoción de funcionarios ineficientes, la predominancia de la idea del Estado como un botín, que evidencia un escaso reconocimiento de lo público, pues lo público se asume como de terreno privado (desde lo municipal y desde la sociedad civil).

Existe, una fuerte desinformación -o falta de difusión- de procesos participativos y sus resultados, que es causada porque los ejercicios participativos como obligatorios y necesarios por existir punición, la desarticulación entre los planes locales y las instancias metropolitanas y nacionales, entre otras cosas.

Los procesos de participación ciudadana en el distrito de San Martín de Porres han sido y están siendo afectados por una serie de fenómenos y problemas que tienen que ver con los distintos niveles de influencia del poder político, en diversos estratos, con el diseño de las metodologías “desde arriba” y sobretodo con las funestas consecuencias de la década en que la participación popular fue atacada por la política del gobierno central, que veía en los poderes locales posibles rivales electorales. Siendo además, de capital importancia la actitud de la población para con los nuevos espacios participativos “meso”, y para con las autoridades municipales.

Con espacios participativos meso, sugerimos un análisis de los espacios de participación de acuerdo a niveles de participación, sean estos territoriales o de acuerdo al nivel o estrato del gobierno con el que se interactúa. Así, establecemos tres niveles: macro, meso y micro; en donde el nivel macro representa las instancias de participación de índole nacional, generalmente con los ministerios, o con el Poder Ejecutivo, aunque no necesariamente. El nivel micro es aquel que se ocupa de los problemas de territorios pequeños, o de pequeñas comunidades, en los que generalmente se encuentran organizaciones sociales territoriales (juntas de vecinos, directivas de urbanizaciones, etc). Con nivel meso, nos referimos al nivel intermedio entre lo local y lo nacional, es el nivel en el que se encuentran los nuevos espacios de participación ciudadana, los denominados Consejos de Coordinación Local Distrital , los Presupuestos Participativos, las Mesas de Concertación, etc.
Privilegiamos una entrada con enfoque distrital, ya que precisamente la alta complejidad de la división político administrativa en Lima Metropolitana, es la que creemos sesga las visiones de los pobladores de cada urbe, además de hacer más compleja aún la búsqueda de soluciones para los distintos problemas territoriales.

Considerando todo lo anterior, podemos afirmar a manera de pronóstico que la participación ciudadana seguirá siendo problemática, poco difundida y fuertemente cuestionada por la población –los que la conocen- , además, seguirán siendo procesos aislados que muchas veces están orientados a cumplir la reglamentación para evitar sanción en vez de tener la legítima aspiración de recoger las inquietudes y propuestas, basadas en necesidades, de la población del distrito. Por último, los resultados de dichos procesos serán cada vez menos legítimos y representarán nada o casi nada las iniciativas de la población.

Podrían paliarse dichos problemas si desde las diversas instituciones se establece el rediseño de los programas -y su metodología- de planificación participativa, considerando los alcances de académicos, profesionales y de la misma población mediante sus organizaciones sociales, que contemplen un balance al poder edil y una mayor institucionalidad de la representación en los CCL, es decir, que los diseños de programas de participación y planificación no sean una “caja negra” a la que solo pueden tener acceso ciertos tipos de actores, con determinadas competencias.

Consideramos que como dichos procesos se mueven en el terreno de lo público, y por ende, del ámbito político, todos podemos aportar a su mejora y perfeccionamiento. Por otra parte, consideramos que se pueden aplicar programas de capacitación y difusión de las experiencias exitosas de participación, sus alcances y potencialidades, programas de asesoramiento continuo desde el Estado hacia los participantes civiles, se deben flexibilizar los requisitos para acceder a los procesos de planificación participativa y por último, rediseñar los organigramas y formas de gestión municipal eliminando o disminuyendo los “pasivos” de administraciones anteriores.