martes, 13 de marzo de 2007

Conformando frentes: reflexiones en torno a la participación juvenil en Lima Metropolitana (Por: Luis Marín)

(artículo destacado con mención honrosa en el Concurso de Ensayos: Participación en la gestión local e iniciativas culturales. Red para el Desarrollo de las Ciencias Sociales, Noviembre de 2006)


"-En mi mundo cuando se corre, se cambia de lugar-explica Alicia, a lo cual la reina exclama:-¡Vuestro país es muy lento!Aquí, como ves,hay que correr lo más rápido posiblepara permanecer en el mismo lugar"
Alicia a través del EspejoLewis Carroll

Introducción

El presente artículo reflexiona acerca de la participación de la población juvenil en algunos de los nuevos procesos de descentralización del Estado y en la agenda pública nacional o local con diversos temas de coyuntura. Nuestra aproximación se centra en el análisis y reflexión que surgen al recorrer los caminos de dos organizaciones juveniles, cada una con su propia dinámica, en distintos niveles de influencia, con territorios determinados. Una agrupación llamada Corazón Sanmartiniano y otra llamada Red Interquorum. Ambos colectivos los conocimos en diferentes contextos, momentos y realidades, pero sus trayectorias nos sirven tanto como pretexto para reflexionar acerca del papel de la población juvenil y/o sus representantes en los espacios de discusión política de nuestra ciudad, cuanto para repasar las motivaciones que tienen para generar influencia en sus propios territorios.
Recorreremos los caminos de cada uno de estos grupos, describiremos su conformación y difundiremos sus agendas en perspectivas comparadas. Esto nos ayudará a obtener un panorama más claro de la participación, sus motivos, las perspectivas de desarrollo y las falencias en cada proceso, y sobretodo nos llevará a cuestionarnos acerca del papel de la política “oficial” frente a estos movimientos y/o colectivos, o a preguntarnos acerca de la ausencia de los mismos por los caminos oficiales de participación popular.

Antecedentes

Ciertamente, no conocemos que el tema de este ensayo haya sido tratado con holgura por muchos autores. No existe un balance de las experiencias de participación juvenil en redes y/o colectivos que tengan como estrategia el elevar a la agenda pública las preocupaciones de los mismos por fuera de los canales del sistema político. Si bien es cierto si encontramos una revisión de la problemática de las políticas juveniles y de la generación de las mismas[1] podemos ubicar el tema de la formación de colectivos juveniles en torno a la cultura, política y sociedad como parte de la literatura sobre movimientos sociales que se sucedieron en Lima a finales del gobierno de Fujimori.
En dicha década los procesos de despolitización dirigidos desde el Poder Ejecutivo -que mellaron la organización popular en diversos estamentos- significaron un enfrentamiento entre el poder central y los gobiernos locales que, aún a pesar de la crisis institucional posterior a los ajustes estructurales, seguían siendo los bastiones del Estado más cercanos, con mayor confianza de la población y que significaron en muchos casos los únicos entes que escuchaban las demandas frente al desinterés de algunas instituciones tutelares del país[2], en el marco de lo que O’Donnell ha denominado una democracia delegativa[3]. Además, tal como afirma Grompone, muchas veces las municipalidades a pesar de sus magros ingresos se ocuparon de resolver un conjunto de tareas que no estaban previstas en el marco jurídico como parte de sus competencias[4].
A fines de esa década, no fue rara la conformación de colectivos juveniles que aglutinaban a los jóvenes que querían manifestar su malestar para con el régimen reeleccionista y no encontraban una forma “oficial” de dar a conocer su opinión. Por entonces, eran muy comunes las marchas por el centro de la capital, casi a diario veíamos gremios, colectivos, sindicato y grandes grupos que hacían de la protesta un caleidoscópico pasacalle contestatario que llegó a ser parte del paisaje del centro metropolitano.
Luego de este clima tenso que se vio reflejado diariamente en los medios, los colectivos retomaron la calma –o se orientaron menos hacia los medios- con la toma de mando de Valentín Paniagua (Acción Popular), que presidió el llamado gobierno de la transición democrática.
Muchas de las medidas tomadas por Paniagua Curazao tendieron a la ampliación de la participación ciudadana. Sobretodo la que crea la Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza (D.S. 01-2001)[5], primera instancia en la que la sociedad civil y los diferentes representantes del Estado podían encontrarse para llegar a acuerdos que cumplan con el objetivo de este espacio.
Por entonces, en una sociedad como la nuestra -en donde no se integran los actores sociales y las grandes mayorías se encuentran situación de exclusión, víctimas de la pobreza estructural y por ende, sin acceso a oportunidades para el desarrollo de sus capacidades- no es raro que la comunidad política no integre y represente a los peruanos con sus diversas características demográficas, culturales o étnicas. En una sociedad donde el mercado ha subyugado el orden social marcando los derroteros de las nuevas y a veces únicas formas de inclusión social legitimada -muchas veces orientada solo al consumo- los jóvenes han quedado relegados de la esfera pública y han sido víctimas del proceso de despolitización sufrido por la sociedad peruana y sus organizaciones populares durante la década del noventa[6]. Si bien es cierto posteriormente se vivió un auge del movimiento social juvenil –que por lo demás no fue sostenible-, eso no quita que aún existan mayorías jóvenes no representadas y excluidas de toda posibilidad de manifestación de sus demandas y de generar procesos de incidencia política. Así es como en este nuevo panorama surgen las organizaciones que presentamos a continuación, que han buscado la forma de elevar sus demandas por fuera de los canales adecuados y mediante el ejercicio de una ciudadanía mediática que trata de incidir en el sistema.
La génesis de colectivos: dos experiencias urbanas

· La agrupación Corazón San Martiniano

La organización Corazón Sanmartiniano es una pequeña organización de jóvenes estudiantes de derecho de la Universidad Inca Garcilazo de la Vega, conformada por no más de diez integrantes residentes en el distrito de San Martín de Porres.
La iniciativa de su conformación parte de su líder, un joven sanmartiniano que pensó en contribuir con la población mediante asesorías jurídicas en los ambientes de la municipalidad distrital. No sabemos con certeza como surgió esta primigenia idea pero si hemos constatado que este grupo brindó más de una jornada entera de asesoría durante la gestión del alcalde Lucio Campos (Enero de 2003 – Junio de 2005)[7]. Estas actividades significaron los primeros pasos en la relación entre esta novel agrupación y la instancia municipal.
Como antecedentes de esta organización en el distrito, podemos decir que posteriormente a la caída del régimen de Fujimori (año 2001), muchas municipalidades como la de San Martín de Porres -mediante la Oficina de Servicios Sociales- gestaron la conformación de espacios de concertación temáticos llamados “mesas”. Estas Mesas constituyen un antecedente de lo que es la Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza y debemos destacar su importancia por haberse gestado por iniciativa municipal y no como siempre sucede con los auspicios y promotoría de las ONG. Esta vez fue la Municipalidad la que convocó a diversas instituciones (tres grupos juveniles, instituciones religiosas, representantes de ministerios, ONG, etc) que intervenían en el distrito para conformar la Mesa de Jóvenes de San Martín de Porres, que dicho sea de paso no contó con el respaldo de la legislación (nunca se emitió una ordenanza).
Al principio participaron tres grupos juveniles, todos ellos formados desde las parroquias. Generalmente en las parroquias y otras instituciones religiosas se conforman estos grupos de jóvenes que tienen un gran potencial, pero que muchas veces no ven mas allá de su Parroquia, es decir; una vez que se los jóvenes se desligan de la Parroquia los grupos ya no son sostenibles. Además en estos grupos se aprecia una alta rotación, debido a las actividades cotidianas de sus miembros.
Sin embargo, debido a las serias denuncias de corrupción que recibía el gobierno de la alcaldesa de ese entonces (Gladys Ugaz, 1999 - 2002), la participación de las instituciones iba decayendo poco a poco y los grupos de jóvenes se iban alejando de dicho espacio, huyendo del desprestigio que día a día ganaba la Municipalidad[8].
La interacción surgida entre los integrantes de esta agrupación y los funcionarios municipales llevaron a que sus miembros participen en el Taller de la elaboración del Presupuesto Participativo 2005, evento en el que su líder llegó a ser presidente de una mesa temática y presentó lo trabajado en la plenaria. Más adelante ahondaremos el análisis de la interacción entre los miembros de este grupo y la población en este evento, así como analizaremos brevemente los contenidos del discurso brindado por este joven líder de la agrupación.

· La Red Interquorum Lima

La Red Interquorum es un espacio auto sostenido de encuentro y concertación de ciudadanos de sus respectivas localidades[9]. La red está articulada a la Red Interquorum del Perú. Su conformación en Lima la podemos rastrear desde octubre de 2004, mientras que la articulación nacional se podría decir que comenzó el año 1990.
Esta red está sugerida como una red de Internet donde la comunicación es horizontal[10], los denominados interquoristas se caracterizan por ser jóvenes en su mayoría con educación superior o integrantes de instituciones de diversa índole (confesionales, partidos políticos, territoriales, etc) quienes son los que generan las iniciativas y/o propuestas de la red.
La forma de comunicación y difusión de las actividades de los miembros se realiza mediante una lista de interés en Internet. Lo particular de este espacio es que está auspiciado en parte por la Fundación Friedrith Ebert Stiftung[11]. Sin embargo, para el desarrollo de sus actividades suele buscar alianzas intersintitucionales con ONG, partidos, instancias de gobierno y otros colectivos que puedan darle soporte a las iniciativas.
El número de miembros es incierto, pues al tratarse de una red sus miembros no siempre tienen una participación activa o frecuente. Su organización contempla una jerarquía superior en la que los voceros son los representantes territoriales de la red.
Últimamente la Red Interquorum ha realizado eventos que han tenido gran difusión en los medios. La realización de caminatas, plantones anticorrupción y otro tipo de iniciativas ha encontrado un reflejo mediático que revela que el rol de los jóvenes sigue siendo importante en la agenda pública capitalina, comprometido con los sucesos nacionales. Una crítica que se arguye al colectivo es que muchas veces se quedan solo en la elaboración de eventos, sin generar procesos continuos de reflexión entre sus miembros y la población. Si bien es cierto los eventos son importantes, sería mucho mejor generar corrientes de opinión reflexiva que no solo respondan a la coyuntura política nacional.
Otro punto a resolver aún por esta organización, es que la agenda de sus iniciativas toca temas pertenecientes al ámbito nacional, sin poder ceñirse a temáticas metropolitanas particulares que también merecen la atención de parte de la población juvenil. Además, la coordinación y el trabajo de sus miembros se dificultan por el gran territorio que abarcan, haciendo difícil la coincidencia de sus integrantes en las reuniones de planeamiento de actividades. Una articulación conal serviría para realizar un trabajo mejor coordinado y más frecuente.


La agenda pública: texturas difusas

Podemos decir que las agendas de estos dos colectivos son bastante diferenciadas. Por un lado, la primera agrupación se inició preocupada por las carencias de la población que no encontraba soluciones a muchas de sus dudas jurídicas. Observamos que la orientación de este grupo se caracteriza por la intervención directa de sus integrantes antes que por la reflexión y difusión de problemáticas variadas. También podemos afirmar que en Corazón Sanmartiniano no existió afán alguno de representación. Sus miembros no se arguyen ningún tipo de liderazgo más allá de sus responsabilidades a nivel interno.
La participación de este grupo en el proceso de presupuesto participativo significó un paso adelante en la relación colectivo – municipalidad. Sin embargo, este acercamiento pudo bien alejarlo de la naturaleza de su participación social inicial. El discurso planteado por el líder de la agrupación tocó como telón de fondo el papel de los jóvenes para promover el desarrollo del distrito en cuestión. No tenemos registrada con exactitud la comisión temática en la que participaron los integrantes de este colectivo[12], pero el esgrimir el discurso de “es hora de los jóvenes” relega a un segundo plano los contenidos y propuestas de lo avanzado en el taller, y difumina la voluntad popular que le otorgó la responsabilidad de presidir la mesa. En otras palabras, creemos que la participación juvenil no debe considerarse precisamente por pertenecer a un grupo etáreo determinado, sino por la valía de los argumentos, contenidos y propuestas de cada ciudadano, joven o adulto. Hubiera sido interesante que esta agrupación participara en el proceso electoral para formar parte de los Consejos de Coordinación Local Distrital, tal vez allí hubiésemos podido apreciar el desenvolvimiento real de los integrantes de esta agrupación sin la etiqueta del discurso “joven”.
Con respecto a la Red Interquorum Lima, su agenda como ya se mencionó, está fuertemente influenciada por la coyuntura política nacional, y tiende muchas veces a ceñirse a temas que generen una réplica mediática asegurada. Si bien es cierto la cobertura de su agenda es escasa, algunas de sus iniciativas han tenido repercusiones más allá del territorio metropolitano. Por otro lado, cabe preguntarse por la confección de esta agenda amplia –si la comparamos con la de la primera agrupación- que incorpora eventos reflexivos; dado que varios de los integrantes de la red forman parte de partidos políticos ¿es acaso una agenda manejada por infiltrados de partido?, ¿es una agenda politizada o responde a los intereses “naturales” de la juventud limeña?. Y si es una agenda politizada ¿cuál es el inconveniente?. Uno de los reproches que por años se le ha hecho a los partidos es que ya no representan a la generación joven y que se han divorciado de muchas de sus preocupaciones centrales; ¿es esta forma de incidencia acaso una alternativa al trabajo político partidario donde suelen predominar las opiniones e iniciativas de los llamados dinosaurios políticos?.
Es cierto que una organización de este tipo despierta muchas interrogantes que nos revelan los caminos que siguen las organizaciones para canalizar las demandas de la población de cualquier estrato. Aún más, nos hacen interrogarnos acerca del papel del sistema político basado en partidos ¿acaso la red responde a la apatía política tantas veces espetada a los jóvenes o es solo consecuencia de diez años de protagonismo tecnocrático?

Reflexiones: generando un espacio político alternativo

Las experiencias de colectivos y/o redes que se han mencionado en el presente estudio podrían considerarse como experiencias de intercambio, socialización y puesta en marcha de una dinámica participativa juvenil que aborda temáticas comunes por fuera de los canales del sistema político –algunos dirían que por fuera de los canales adecuados- y presenta un discurso más mediático –incluso a nivel micro- que genera un mayor impacto y acorta las distancias entre ciudadanos diversos. Mucho se ha escrito ya a partir de Sartori y la videopolítica[13], en esta época de auge de la imagen y de predominio de lo mediático. Para estos colectivos, la alternativa de generar impactos mediante los medios y su participación se convierte en el canal válido de expresión de intereses particulares.
Su estrategia ya no pasa por la influencia que pudieran tener a nivel en instancias legales de participación, sino que acortan la brecha por medio de discursos que generen mayores impactos y que garantizen un tratamiento inmediato. No es extraño que el evadir los canales adecuados de participación se de no solo en las organizaciones juveniles, sino en muchas otras mediante la movilización; ya que esta última antes que la “formalización” de la propuesta son ya casi tradiciones en el país, debido a que existen requisitos para presentar cualquier iniciativa ciudadana que se constituyen en verdaderas barreras inalcanzables para la población[14].
Cabría preguntarnos aquí acerca de las relaciones de poder que se entretejen alrededor de estos colectivos y sus apuestas mediáticas. Si bien es cierto, de las dos agrupaciones solo una orienta claramente hacia los medios sus agendas, consideraremos que esta nueva orientación es una tendencia entre los colectivos, la cual se reflejó también al final de la década pasada con mucho mayor claridad. ¿Acaso el sistema político sucumbe ante la demostración de fuerza que tienen los medios y su capacidad de poner en agenda pública determinados temas?. Creemos que la experiencia de casi una década con la llamada prensa ñusta ha calado hondo entre los que ahora forman los colectivos juveniles, y les ha marcado el camino para identificar algunos de los pocos espacios de resistencia que se encontraron en la televisión peruana durante el gobierno de Fujimori.
Podríamos seguir profundizando la reflexión sobre la influencia de los medios y su verdadero poder frente al sistema político, creemos que este cuarto poder presenta en esta etapa dinámicas particulares muy interesantes, pero que no son el eje central del presente trabajo. Proseguiremos con la reflexión respecto a los ítems fundamentales para la caracterización de las estrategias seguidas por los colectivos juveniles: sus propuestas y su conformación.

El argumento de las minorías (élites)

Las organizaciones estudiadas están conformadas como ya se mencionó, por jóvenes provenientes de diversas universidades de la capital. Esta conformación nos hace pensar que alguno de los objetivos de estas organizaciones –o la consecuencia subliminal de las mismas- son la consolidación o reproducción de una casta que hemos visto surgir hace una década en el ámbito político: los tecnócratas. Estos fueron los que inundaron el panorama político a partir de la irrupción de Fujimori y Belmont a principios de la década del noventa. Estos estaban acorde al discurso en boga de la crisis partidaria y la renovación necesaria mediante los denominados outsiders, que luego de espectar el fracaso de los políticos tradicionales irrumpieron en la escena, trayendo consigo el deterioro de la palabra política y la demonización de la misma[15].
Es una realidad la participación de unos pocos en este tipo de colectivos juveniles. Los costos de la participación son asumidos por sus miembros, lo que repercute en la exclusión de los menos favorecidos o con menor número de capitales (económico, social, cultural, etc). No queremos decir que los objetivos centrales sean de estas organizaciones sean los de reproducción de la casta tecnocrática, pero sucede que al interior de dichas organizaciones se producen procesos de debate y toma de decisiones concertadas que ayudan a un mayor manejo político de cada uno de sus integrantes. Habría que destacar esto último como un acicate para el desarrollo de capacidades de sus miembros en un espacio de socialización entre pares más que como la reproducción o copia de prácticas parapartidarias.
Los miembros de estas organizaciones pueden participar en los nuevos espacios creados a partir de los procesos de descentralización del Estado. Para la primera organización su participación en los presupuestos participativos significó un aliciente en cuanto a proseguir con los objetivos de su organización, pues obtuvieron reconocimiento en el espacio público micro y se imbuyeron en el proceso. Para la segunda organización, la participación en estos espacios o está ausente o no es difundida. Siguiendo la línea de razonamiento anterior, podremos decir que la estructura organizativa que reproduce o practica alguna de las dinámicas político partidarias detecta un vacío en estos nuevos espacios, en los que los partidos políticos tradicionales, en términos generales, brillan por su ausencia. ¿Acaso esto último se debería a un repliegue fruto de la poca importancia que se le da a estos espacios participativos en aras de un mayor peso por lo mediático?. Este es un punto sobre el que también vale la pena reflexionar.

Conclusiones

Como hemos visto, la participación de los jóvenes en las problemáticas de sus territorios se puede dar de diversas formas, algunos participan en las nuevas instancias oficiales que forman parte del proceso de descentralización del Estado, no sin inconvenientes ni tropiezos pero siempre con expectativas bastante altas. Otros por el contrario prefieren expresarse impulsando iniciativas propias y generando incluso espacios de discusión o debate que tengan repercusión en la agenda nacional –o al menos urbana-.
En algunos casos, el discurso de los jóvenes por su calidad de jóvenes es aprendido y mentalizado incluso por los propios jóvenes, sin tomar en cuenta que su participación en estos términos resulta excluyente o cosificante para los objetivos que se plantea cada una de estas organizaciones. Encontramos que la segunda organización –la Red Interquorm- es la que tiene más desarrollada aspectos de incidencia pública que rebasan el discurso juvenil y enriquecen el diálogo con otros importantes sectores de la población.
Los jóvenes deben considerar que la apertura participativa constituye una oportunidad de involucramiento en la cuestión pública directa. Creemos que esta oportunidad debe aprovecharse con una estrategia que no privilegie tan solo la cuestión juvenil, sino que integre visiones de diferentes actores; y que se den cuenta de que pueden los jóvenes pueden interactuar a todo nivel con organizaciones de distintos tipos.
La cuestión de los recursos es también importante para asegurar la continuidad de estos colectivos y fortalecer sus iniciativas y dinámicas participativas en cualquier instancia. La orientación micro de la primera organización y la orientación macro de la segunda[16] se debe al respaldo que recibe una organización y a la carencia del mismo para la otra. Se debe tomar en cuenta que estos colectivos tienen una gran dinámica participativa que debe potencializarse con auspicios efectivos y en una distribución territorial adecuada acorde a sus intereses.
Con todo esto, las organizaciones juveniles que se arriesgan a participar ya sea en los espacios oficiales o que quieran plantear sus propias agendas y generar nuevos espacios tienen todavía un largo camino por recorrer. Hemos pasado de la década de la despolitización, pasando por una apertura participativa que poco a poco ha ido calando en la población joven, y que ha hecho surgir novedosas formas de tratamiento de lo público -vinculando a veces manifestaciones artísticas que pueden bien ser un canal de enganche para la población juvenil- sin que caigamos en riesgos tales como el de estancar su participación o caracterizarla como simplemente mediática o lúdica.

Bibliografía

CLAEH (1992) Cuadernos del Centro Latinoamericano de Economía Humana. Nº 61, Montevideo, Segunda Serie, Año 17.
Grompone, Romeo (2002) Los dilemas no resueltos de la descentralización. Lima, Instituto de Estudios Peruanos. Documento de trabajo 118, Serie Sociología y Política, 30.
Henriquez Ayín, Narda (2005) Red de redes para la concertación: la experiencia de la Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza. Lima, Mesa de Concertación de Lucha contra la Pobreza.
Montoya W., Luis (2001) Poder, juventudes y políticas de juventud en el Perú. En: Revista de Sociología, Volumen XII, Número 13/14, Julio de 2002. Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales. Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
SARTORI,G.: "Videopoder", en Elementos de teoria politica, Madrid, Alianza Editorial, 1992.
Tanaka, Martín y Meléndez, Carlos (2004) ¿De qué depende el éxito de las experiencias de participación ciudadana?. Lima, Instituto de Estudios Peruanos.
Recursos de internet
Red Interquorum: http://www.redinterquorum.net/html/Home_IQ_que_es_IQ.htm
Comisión de la verdad: www.cverdad.org.pe

Notas:

[1] Véase como ejemplo Montoya, 2001: 239.
[2] Luego de la crisis económica producida en la década del ochenta, la violencia política sufrida desde esa época produjo que las fuerzas armadas perdieran ligazón con la población y fueran vistas con temor, pues los denominados sinchis incrementaban el atropello a los derechos humanos en territorios donde el Estado estaba ausente. Por otro lado algunos de los miembros de la Iglesia Católica se mantenían indiferentes ante el sufrimiento de la población en las zonas andinas. Para mayores detalles véase el Informe Final de la Copmisión de la Verdad y Reconciliación, en: www.cverdad.org.pe.
[3] Guillermo O’Donnell, ¿Democracias Delegativas?. En: Cuadernos del CLAEH, Nº 61, Montevideo, Segunda Serie, Año 17, 1992/1, p.6.
[4] En Grompone, 2002: 16.
[5] Véase Henriquez 2005.
[6] Esto sin contar las formas represivas que adoptó el Gobierno de Fujimori, mediante la coerción por la fuerza en las universidades y las “sutilezas“ de los comandos paramilitares, que por entonces ya eran conocidas. Como por ejemplo la matanza de alumnos de La Cantuta.
[7] El periodo municipal es de 2003 a 2006, pero este alcalde fue vacado por una condena judicial por delitos cometidos en su gestión.
[8] Entrevista a Promotora de una ONG ubicada en el distrito.
[9] Véase http://www.redinterquorum.net/.
[10] Ibidem.
[11] La Fundación trabaja desde 1970 en el país y entre muchas de sus áreas de trabajo, se encarga de propiciar los liderazgos juveniles mediante la formación política y social de hombres y mujeres de todas las esferas de la sociedad en un espíritu de democracia y pluralismo (http://www.fes.org.pe ).
[12] Las comisiones fueron las de gobernabilidad, territorio, educación y medio ambiente.
[13] Sartori, G.: "Videopoder", en Elementos de teoría política, Madrid, Alianza Editorial, 1992.
[14] Para ahondar sobre las formas y niveles de participación en el país y un análisis de los motivos por el que se da la misma véase: Remy, María Isabel; Los múltiples campos de la participación ciudadana en el Perú: un reconocimiento del terreno y algunas reflexiones. Instituto de Estudios Peruanos. Lima 2004.
[15] Aún seguimos escuchando en algunas campañas a candidatos que afirman “no ser políticos” para granjearse la aceptación popular. Esto nos recuerda al famoso lema de la gestión de Ricardo Belmont: “obras sí, palabras no”; lema que va en contra de la esencia de la política deliberativa.
[16] Consideramos que su orientación es macro –tal vez arbitrariamente- al tratar problemáticas de índole nacional.

No hay comentarios: