jueves, 12 de mayo de 2011

Bases filosóficas de las sociologías interpretativas

Por: Lic. Luis Marín
lmarin@socialconsultores.com

En el presente texto daremos cuenta del surgimiento de las sociologías interpretativas y sus principales principios. Las primeras grandes corrientes sociológicas se basaban en elementos tales como el de la sociedad (Durkheim), las necesidades de la sociedad (las teorías funcionalistas), la economía, el sistema de clases o la ideología (Marxismo). Los enfoques macro consideraban a los sujetos como fruto del proceso de socialización, soslayando la creatividad y negando de alguna manera la libertad de los individuos. Todo esto levó a un replanteamiento de la sociología, en donde surgieron corrientes de carácter interpretativo. Ello trae como consecuencia un tránsito del análisis macrosociológico al microsociológico.

Estos enfoques interpretativos intentan acercarse a las realidades de la vida social, tales como los enfoques del interaccionismo, la fenomenología y la etnometodología. El primero –el interaccionismo – se centra en el análisis de la negociación de los sujetos en donde cada uno persigue objetivos distintos. El segundo indaga por el conocimiento intersubjetivo de los actores en el proceso de interacción social cotidiana. Finalmente, la etnometodología se preocupa por descubrir los procedimientos que usan los actores para hacer el mundo inteligible, dándole sentido a las circunstancias particulares.

Estos tres enfoques se desarrollan a partir de las ideas en la obra de Max Weber (Munich, 1864 - 1920), quien no esboza explícitamente una microsociología pero da pie al surgimiento de las sociologías interpretativas. Todo esto a partir de la introducción de la perspectiva de la persona propuesta por el filósofo Emmanuel Kant, para así establecer un corte epistemológico para con las ciencias naturales. Para acceder al panorama de los valores, los símbolos y las significaciones se deben producir las denominadas ciencias del espíritu.

Wilhelm Dilthey (Berlín, 1833 - 1911) es quien se pregunta por la facultad humana del conocimiento; en específico por las condiciones subjetivas que hacen posible este hecho y las denomina: ciencias del espíritu. El concepto de la vivencia es el que según Dilthey abarca el mundo objetivo y el de la conciencia, reproduciendo los contextos de la acción y produciendo así el conocimiento histórico.

Por otro lado, Wilheim Windelband (1848 - 1915) propone una diferenciación entre las ciencias del espíritu y las ciencias naturales; ya por el lado de la metodología. Así es como establece la importante distinción entre ciencias ideográficas, que son las ciencias del espíritu, vinculadas a los valores; y las ciencias nomotéticas, las cuales se rigen por leyes, tales como las ciencias naturales y las ciencias físicas.

En todo caso, la aplicación de un procedimiento nomotético o ideográfico no depende de los objetos a los que se les aplicará, sino del interés o del fin del conocimiento, este criterio es pues puramente lógico metodológico, para discernir el tipo de conocimiento resultante.

Para Heinrich Rickert (1863 - 1936) el conocimiento de un hecho u objeto en su totalidad es imposible, es decir; la ciencia solo puede ocuparse de una parte de la realidad. Y esta parte es elegida por un principio de selección. Este principio es el que Rickert denomina el principio de la conceptuación.

La conceptuación vendría a ser la forma previa de selección valorativa del material empírico. Aquí es el valor el que se constituye como un criterio de selección entre lo esencial e inesencial, que es lo que caracteriza a las ciencias culturales, que es como Rickert llama a las ciencias del espíritu. Entonces queda claro que dado que las ciencias naturales se rigen por leyes, las ciencias culturales se regirán por la relación con los valores, en donde la significación cultural del objeto determinará su especificidad.

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